La diputada de Junts, Miriam Nogueras, durante la primera sesión del debate de investidura del líder del PP, en el Congreso de los Diputados, a 26 de septiembre de 2023, en Madrid
POLÍTICA

La reducción de la jornada laboral desnuda la descoordinación de 'Frankenstein'

Junts no entiende que a Sánchez le da igual gobernar sin Presupuestos: su objetivo es estar en Moncloa

El Gobierno ‘Frankenstein’, más conocido como el ‘Gobierno progresista’, no es otra cosa que una confluencia de intereses partitocráticos. Pero lo cierto es que, en el ámbito de los resultados, este Gobierno ha disparado la desigualdad - patrimonial e intergeneracional - y la polarización. No podía ser de otra manera.

Bajo el paraguas de “progresista”, se han dado cita intereses contrapuestos y de una contradicción incluso cómica. Sánchez ha conseguido que partidos como Junts o el PNV pasen por progresistas; también ha conseguido maquillar el hecho de que Podemos o Sumar no son otra cosa que una lucha a muerte electoral. Sin embargo, todo esto no se queda en el apartado ideológico, sino que contamina el apartado práctico.

Otro 'éxito' para Yolanda Díaz

De entre los muchos ejemplos que hemos tenido, el más reciente es el de la reducción de la jornada laboral. Aunque se vota la semana que viene, las partes dan por hecho que no saldrá adelante. El motivo no es otro que las diferencias entre Sumar y Junts, es decir, entre la izquierda urbanita madrileña y la patronal catalana.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y coordinadora general de Sumar, Yolanda Díaz, interviene junto a los candidatos de Sumar a las elecciones europeas en el mitin de Córdoba. A 1 de junio de 2024, en Córdoba (Andalucía, España)

Suponiendo que la votación no prospere, la situación se presenta idéntica a las anteriores. Es decir, que Frankenstein no consigue coordinar el brazo derecho y el izquierdo. Primero, Sumar y PSOE se ponen de acuerdo para que Yolanda Díaz pueda capitalizar algún asunto social con el que combatir a Podemos. Después, llega Junts con su maximalismo y las negociaciones se empantanan para gran confusión de la ciudadanía.

Finalmente, todo queda enredado en las manos del PSOE, que actúa como tablero de juego. De este modo, los intereses de cada partido se diluyen en el agujero negro de Ferraz, que tira de talonario y promesas para amarrar votos. En este caso, Junts no quiere mover ficha con la reducción de jornada para mantener al PSOE en vilo con los Presupuestos.

Y Sánchez dice que sí

Ahora bien, esto no es ningún obstáculo para Sánchez. Su objetivo primario y fundamental es estar en Moncloa, aunque sea sin Presupuestos. De hecho, lleva dos años sin presentarlos porque sabe que su “economía cohete” tira del carro. Más concretamente, la inmigración masiva empuja el mercado laboral y eso justifica el endeudamiento soberano y el gasto público.

Dos personas conversan en un entorno formal, inclinadas hacia adelante para hablar en privado

Todo lo anterior se traduce en una situación ventajosa para el PSOE y que Junts parece incapaz de entender. El PSOE negocia desde el poder, mientras que Junts lo hace desde la nada. El paso del tiempo penaliza mucho a Puigdemont, que además se ha encontrado con el obstáculo de Aliança Catalana. En este sentido, el relato de luchar por Cataluña “desde Madrid” palidece ante el debate migratorio y de inseguridad, sobre todo a nivel municipal.

Como ha ocurrido con tantos otros temas, es de esperar que la oposición a la reducción de jornada no tenga mucho recorrido electoral. Más bien se interpreta entre la ciudadanía como la enésima partida de póquer de los partidos. Máxime cuando el votante ya ha perdido la cuenta de los golpes de efectos, amenazas y ultimátums de Puigdemont.

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