
El Gobierno 'progresista' dispara la desigualdad: hay cada vez más ricos
El Estado se ha convertido en la mayor fuente de desigualdad entre los ciudadanos: edad y ahora patrimonio
El autodenominado Gobierno "progresista" se ha convertido, paradójicamente, en el mayor generador de desigualdad de las últimas décadas en España. Los datos más recientes sobre patrimonio, mercado laboral y emancipación juvenil dibujan una realidad difícil de ocultar. Mientras los superricos se multiplican, los jóvenes no pueden acceder a una vivienda y los trabajadores encadenan contratos precarios bajo la apariencia de “indefinidos”.
Superricos al alza
La Agencia Tributaria ha confirmado que el número de millonarios con más de 30 millones de euros se ha disparado un 42% desde 2018, coincidiendo con la llegada de Pedro Sánchez. En apenas cinco años, la cifra ha pasado de 608 a 865 contribuyentes. Este crecimiento fue especialmente intenso desde 2020, tras la consolidación de los gobiernos de coalición con Podemos y posteriormente Sumar.
Esto resultado doblemente llamativo si recordamos que una de las banderas de PSOE, Podemos y Sumar fue combatir las grandes fortunas. Ahí está cuando Pedro Sánchez dijo que hacía falta "más transporte público y menos lamborguinis". Por no hablar de que figuras como Pablo Iglesias o Yolanda Díaz sostenían sus fantasías presupuestarias con anuncios de nuevos impuestos a los "ricos".

Falsos indefinidos, el otro rostro de la precariedad
A esta brecha se suma el mercado laboral con una casualidad bastante dolorosa. La reforma laboral de 2021 se presentó como la gran herramienta contra la temporalidad. Sin embargo, los datos demuestran que el problema persiste disfrazado de otra forma: los falsos indefinidos.
En agosto, un 37% de los empleos destruidos eran de fijos discontinuos. Es decir, trabajadores que aparecen como indefinidos, pero que pueden ser enviados al paro sin indemnización durante los meses de inactividad. El resultado es una caída artificial del desempleo registrado y miles de personas que, en la práctica, viven en la misma precariedad que antes. Como ocurre con las pensiones, los trucos contables le salvan la cara al Gobierno.
Jóvenes atrapados: la desigualdad generacional
El tercer pilar de esta fractura social lo viven los jóvenes. El Consejo de la Juventud reveló que la tasa de emancipación se hunde en un 15,2%, el nivel más bajo en veinte años. Con salarios bajos y alquileres que consumen más del 90% de sus ingresos, la mayoría queda condenada a compartir piso o a prolongar la dependencia familiar.
Mientras tanto, la revalorización de las pensiones absorbe buena parte de los recursos públicos, beneficiando a los mayores. De paso, agrava una desigualdad intergeneracional que ya es estructural. Y es que, con la Seguridad Social, estamos ante el mayor ejemplo de la historia reciente de España de una política social discriminatoria. Una política desigual por partida doble en tanto que el endeudamiento para financiar las pensiones también compromete el futuro de los jóvenes.

Un modelo agotado
Los tres frentes señalan lo mismo: el modelo económico del Gobierno, lejos de reducir la desigualdad, la está profundizando. Es más, constatan que el Estado tiene mucho menos margen de maniobra del que dice para intervenir en las dinámicas económicas. De este modo, la retórica ideológica se queda como precisamente eso: una retórica partitocrática.
Y que el modelo está agotado no es ninguna proyección agorera, sino una declaración explícita del canciller alemán y del primer ministro francés. Ambas autoridades han anunciado que el Estado del Bienestar tal y como lo conocíamos no es viable. No sería una sorpresa que en un plazo de corto de tiempo asistamos a grandes cambios económicos y fiscales.
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