Lluís Llach, levantando el puño y hablando apasionadamente en un micrófono.
POLÍTICA

La ANC alienta otra rebelión pese a que los catalanes le dan la espalda

La ANC intenta poner en circulación la idea de que el procesismo civil es muy diferente al procesismo partidista

La ANC ha lanzado un nuevo desafío político en la antesala de la Diada. En un manifiesto, la entidad presidida por Lluís Llach llama a “ocupar en masa las instituciones”, a impulsar la desobediencia civil organizada y a preparar un embate “más fuerte, más valiente y más definitivo” que el 1 de octubre de 2017. La ANC asegura que los acuerdos alcanzados por Junts y ERC con el PSOE son una “burla” y acusa a sus dirigentes de haber optado por la “sumisión”.

El documento rechaza los principales pactos de la última legislatura: la amnistía, el reconocimiento del catalán en Europa, el traspaso de Rodalies y la financiación singular. La organización independentista considera que se trata de concesiones vacías que solo perpetúan el dominio de España sobre Cataluña. “Es humillante e indigno seguir encadenados a un Estado que nos odia, nos expolia y nos quiere desaparecidos como pueblo”, sostiene la declaración.

Un discurso que revive el fantasma del 1-O

El llamamiento recupera el lenguaje de confrontación propio de los años álgidos del procés. La ANC insiste en que existen “más motivos que nunca” para culminar el camino iniciado en 2017 con la declaración unilateral de independencia en el Parlament. Según la entidad, el movimiento soberanista debe volver a organizarse para forzar una ruptura política, institucional y social.

Una multitud de personas se manifiesta con banderas de Cataluña y un cartel que dice

En su manifiesto, la asociación se desmarca abiertamente de los partidos independentistas con representación en el Congreso y en el Parlament. Considera que Junts y ERC han abandonado la vía de la confrontación democrática al aceptar acuerdos con Pedro Sánchez y Salvador Illa. La ANC denuncia que, mientras los dirigentes negocian con Madrid, la ciudadanía independentista se siente cada vez más frustrada.

Una influencia que se erosiona

Lo cierto es que la ANC atraviesa un profundo periodo de pérdida de influencia. Durante los años del procés, fue capaz de congregar a más de un millón de manifestantes en las calles de Barcelona cada 11 de septiembre. Sin embargo, en los últimos años sus convocatorias apenas han reunido a decenas de miles de asistentes, reflejo del desgaste del movimiento.

Por otra parte, la ANC no puede maquillar el hecho que sus críticas al procesismo de ERC y Junts son las mismas que se les puede hacer a la propia ANC. Y es que, si ha habido un ente procesista por excelencia, ese ha sido la ANC, junto a Òmnium. En este sentido, no cabe establecer una distinción completa entre el procesismo partidista y el procesismo civil.

Finalmente, hay que destacar que la ANC también arrastra una crisis interna muy compleja. De hecho, no se diferencia mucho de ERC y de Junts, que hoy, por cierto, anunciaba la renuncia de Jaume Giró. Con esta perspectiva, la ANC no presenta una gran legitimidad para situarse como la nueva voz del independentismo.

➡️ Política

Más noticias: