Mujer hablando en un podio con fondo de madera.
POLÍTICA

'No necesito estar en RAC1': El día que Orriols trituró a la prensa subvencionada

Uno de los grandes errores de la prensa tradicional ha sido imitar el cordón sanitario en los medios de comunicación

Sílvia Orriols protagonizó ayer un choque con Mònica Terribas en una entrevista en RAC1 y que ha corrido como la pólvora en redes. Lo que debía ser una entrevista acabó convertido en el típico episodio de periodistas debatiendo con políticos. Este episodio simboliza tanto la debilidad de la prensa subvencionada como la capacidad de figuras emergentes para desafiarla.

Todo ocurrió cuando Terribas lanzó una pregunta llamativa sobre la posibilidad de que Cataluña necesitara un ejército para lograr la independencia. Orriols respondió con contundencia y, ante el tono cada vez más áspero de la periodista, dejó una frase que ya ha quedado marcada. “No necesito estar en RAC1”, dijo Orriols.

Con ello dejó claro que la difusión de su mensaje ya no depende de los micrófonos de la radio tradicional. Como decimos, este incidente refleja un cambio profundo en Cataluña. Durante años, los grandes medios subvencionados por la Generalitat actuaron como guardianes del debate público, imponiendo vetos o etiquetas. 

El ejemplo más reciente fue la campaña contra el gobierno de Ripoll, cuando la prensa acusó a Orriols de obstaculizar empadronamientos de inmigrantes. Hoy, sin embargo, los mismos medios se llevan las manos a la cabeza al destaparse fraudes masivos en municipios como Sant Cugat. De hecho, la mayoría de ayuntamientos - incluso de la CUP - han adoptado la política de Orriols en Ripoll.

La realidad del bolsillo

El telón de fondo es la agonía del negocio periodístico tradicional. Las cifras lo dicen todo: la prensa escrita pierde cada año miles de lectores, las cabeceras viven de la publicidad institucional y las subvenciones, y su capacidad de prescribir opinión se reduce al mismo ritmo que crecen las plataformas digitales. En Cataluña, los 13,8 millones anuales en subvenciones reparten oxígeno a radios, diarios y digitales, que actúan cada vez más como altavoces del poder político.

Edificio de oficinas con los logotipos de Grupo Godó y La Vanguardia en la fachada.

Por eso el encontronazo entre Orriols y Terribas va más allá de una entrevista mal resuelta. Muestra la fractura entre una prensa que depende del dinero público y unos nuevos actores políticos que saben que la batalla de la opinión se libra en otros canales. Y Orriols respondió con el lenguaje de la nueva política: desprecio hacia un medio que ya no controla la conversación. “No necesito estar en RAC1”. Una frase que sintetiza la decadencia de la prensa subvencionada y la pérdida de centralidad de quienes, hasta hace poco, dictaban los marcos del debate público en Cataluña.

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