
ERC se apunta al giro de la CUP con la inmigración
La izquierda catalana ha necesitado varios golpes electorales para entender que la inmigración es el nuevo eje político
La prensa económica no suele tener mucha circulación entre las masas, pero estos días hemos asistido a una excepción. El destacado medio El Economista publicaba una pieza informando de que la patronal de El Corte Inglés, Carrefour e Ikea pedían un plan de inmigración para conseguir 16.000 trabajadores extranjeros. En poco tiempo, esta noticia consiguió unos espectaculares diez millones de visualizaciones, reflejando así el sentimiento subterráneo de la población.
Una de las que ha comentado la noticia ha sido Elisenda Alamany (ERC). A través de redes, Alamany ha denunciado esta búsqueda de trabajadores extranjeros por parte de las grandes empresas. “Un trabajador que entra hoy en Corte Inglés cobra cerca de 1200 euros (el sueldo mínimo es 1184) por jornada 40 horas. Están dispuestos a ir hasta la Luna a buscar gente para exprimir, cuando la solución la tienen ante las narices: subir sueldos y garantizar condiciones laborales dignas”, dice Alamany.
Es decir, que Alamany ha comprado de repente todo el discurso de lo que ella misma calificaría de “extrema derecha”. Ahora bien, que la inmigración masiva empuja los sueldos a la baja en un contexto poco productivo era de una evidencia absoluta. En E-Notícies se ha explicado en varias ocasiones a propósito del caso catalán.

Pero es que, día antes, Alamany escribría en La Vanguardia una pieza titulada Si la economía crece, ¿por qué yo no lo noto?. Nuevamente, Alamany hace referencia a cosas que ya se saben desde hace mucho. Entre ellas que el crecimiento demográfico estanca el PIB per cápita a ritmos extraordinarios. Ayer mismo se explicaba en E-Notícies que el crecimiento demográfico sin límites también satura el Estado del Bienestar y obligará a hacer recortes.
CUP y ERC de repente hablan de inmigración
En cualquier, si analizamos la situación en clave política no hay ninguna novedad ni sopresa. ERC sabe que la inmigración es el nuevo eje del debate político, y no tiene más que mirar sus resultados electorales para comprobarlo. Pero es que, en general, el cambio de rumbo en Cataluña entre las fuerzas progresistas es máximo.
Sin ir más lejos, la CUP también intenta acercarse a las posturas de Vox o Aliança Catalana en su crítica a la ‘Cataluña de los diez millones’. Esto le ha valido a la formación anticapitalista una gran crisis interna con los que todavía insisten en utilizar herramientas procesistas para aplaudir la inmigración. Pero la nueva dirección es perfectamente consciente de que la CUP ya no puede vivir de ser una visagra pintoresca de las mayorías procesistas.
En otros términos - porque es una figura con vida propia - Rufián también hace lo mismo. Estos días, ha generado fuertes polémicas con Podemos (incluso con ERC) por insistir en que la izquierda debe hablar de inseguridad y barrios multiculturales degradados. Lo único que es seguro es que ERC y CUP han hecho este giro de guion por la presión de las circunstancias y los intereses electorales.
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