
ERC llega a la Diada desconcertada por el volantazo ideológico de Oriol Junqueras
El giro en inmigración y delincuencia causa malestar en los sectores buenistas del partido
ERC llega a esta Diada dividida entre el afán de ganar más protagonismo y el desconcierto de las últimas declaraciones de su líder. En una entrevista en El Nacional el pasado fin de semana, Oriol Junqueras marcó un tono duro contra las ocupaciones y la multirreincidencia. Unas palabras a las que algunos han quitado hierro, pero que ha generado malestar en amplios sectores del partido.
Esta será la primera Diada en los últimos trece años en los que ERC celebrará un acto político. Oriol Junqueras quiere recuperar el protagonismo perdido en los últimos años. Primero, ERC dejó de celebrar mítines porque querían ceder el protagonismo a las manifestaciones y las entidades cívicas. Después, renunciaron a ir a las manifestaciones temerosos de los pitos y los insultos. Sin ir más lejos, Junqueras se borró el año pasado alegando una indisposición.

ERC venía de unas Diadas muy tensas en las que Pere Aragonès se había convertido en el foco de las iras del independentismo. Este año será el primero tras la reelección de Junqueras como presidente de ERC. Y cree que es el momento de volver a reclamar un lugar en la Diada.
ERC participará en la manifestación convocada por la ANC y las entidades, y luego celebrará un mítin político con la participación del propio Junqueras. Los republicanos quieren que sea el pistoletazo de salida de la carrera de Oriol Junqueras hacia la Generalitat. Se trata también de un intento de demostrar unidad, de dejar claro que las heridas están cerradas y que ahora empieza una nueva etapa.
Sectores descontentos con el giro
Pero esto coincide precisamente con las declaraciones del presidente de ERC que han desconcertado a buena parte de su militancia. Junqueras habló de inmigración, ocupación y delincuencia, en un tono impensable hasta ahora. Hay que recordar que bajo su presidencia el partido lideró el enfoque woke de cuestiones como la inmigración y la inseguridad.
La defensa de la acogida ilimitada de inmigrantes ilegales o el negacionismo de la delincuencia han sido sellos de identidad de ERC estos últimos años. Esta tendencia woke ha alumbrado la aparición y consolidación de líderes como Rubén Wagensberg, Tània Verge y Joan Ignasi Elena. Estos sectores ven ahora con preocupación el giro argumental iniciado por la dirección.
Los primeros síntomas aparecieron hace unas semanas cuando la secretaria general, Elisenda Alamany, cuestionó la Cataluña de los 10 millones. Sus afirmaciones generaron sorpresa en un partido que hasta ayer defendía que en Cataluña cabemos todos. También Gabriel Rufián, en una entrevista en El Mundo, reclamó un enfoque más pragmático de la delincuencia y la inmigración.
La alargada sombra de Sílvia Orriols
Junqueras confirma ahora la voluntad de un giro discursivo que obedece claramente al miedo a Aliança Catalana. Junts empezó hace tiempo este giro, que ha sido seguido también por la CUP. En apenas dos años, Sívlia Orriols ha conseguido arrastrar el procesismo a su marco mental.

Los partidos procesistas llegan a esta Diada con graves crisis internas y degarrados por el auge de Aliança Catalana. En el caso de ERC, con una falsa unidad que ha entronizado a Oriol Junqueras y que impide a los sectores críticos ejercer más presión sobre la dirección. El giro discursivo tiene que ver también con una voluntad de apaciguamiento de estos sectores.
Mientras que el buenismo impera en los sectores oficialistas, los críticos son más receptivos a las tendencias identitarias que están calando en el independentismo radical. Estos sectores son contrarios a los pactos con el PSOE y el PSC, y partidarios de abandonar el buenismo en inmigración y seguridad. No es casual que el endurecimiento de Junqueras con el PSC coincida con el giro ideológico.
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