Dos personas en primer plano con fondo degradado en tonos verdes y amarillos, una mujer con micrófono de diadema y un hombre con gafas y traje.
POLÍTICA

Jaume Giró y Laia Estrada, dos salidas que evidencian la fractura en Junts y la CUP

Ambos han abandonado su escaño de diputados por discrepancias con la estrategia de sus direcciones

La ruptura de Jaume Giró con Junts ha evidenciado lo que era un secreto a voces: la existencia de una corriente interna, cada vez más mayoritaria, contraria al rumbo que está tomando el partido bajo el mando absoluto de Puigdemont.

La dimisión de Jaume Giró, diputado de Junts en el Parlament y uno de los principales valores del partido, se produce semanas después de la repentina salida de Laia Estrada. La diputada y portavoz de la CUP abandonó también por discrepancias con la estrategia de la dirección. Concretamente, por la imposición del sector pragmático partidario de entenderse con el PSC.

Un hombre de traje habla en un micrófono durante una reunión, mientras sostiene papeles y una mujer está sentada a su lado.

Ni Giró ni Estrada han llegado tan lejos al exponer las razones de su adiós, pero solo hace falta leer entrelíneas. El exconsejero de Economía ha dicho no coincidir con “las orientaciones actuales del partido”. Laia Estrada se limitó a señalar sus “discrepancias políticas”.

En el caso de Laia Estrada, se achacó su dimisión a la discrepancia con el sector pragmático de la CUP partidario de pactar con el PSC. Se señaló incluso una incompatibilidad entre el sector socialista, representado por Laure Vega, y el flanco independentista, encabezado por Laia Estrada. El adiós de Estrada consumó la victoria del sector pragmático, más partidario de aparcar la independencia para ensanchar la base.

Laia Estrada hablando ante la prensa en el Parlament de Catalunya

La crisis abierta con su dimisión reabre la herida que ha supurado siempre en la CUP, por el enfrentamiento histórico de sus dos sectores (Endavant y Poble Lliure). Evidencia también que el Procés Garbí para recoser el partido no ha funcionado.

El caso de Jaume Giró es un poco más complejo. El exconsejero de Economía se opuso en 2022 a la ruptura con ERC y su salida del Govern, y recientemente se ha manifestado a favor del entendimiento con los socialistas. Su discrepancia tiene más que ver con la errática estrategia que ha condenado el partido al aislamiento institucional.

Discrepancias con Puigdemont

Giró tiene una concepción pragmática de la política que pasa por la necesidad de pacto con las grandes fuerzas para ocupar lugares estratégicos. Para él, Junts solo tiene sentido si es capaz de influir en las decisiones para hacer avanzar el país. Justo lo contrario de la estrategia de Waterloo, consistente en los gestos simbólicos que acaban en la irrelevancia.

Se ha especulado con la existencia de un sector pragmático dentro de Junts, formado por antiguos convergentes y figuras de prestigio conectados con el mundo empresarial. Este sector ve con preocupación el hecho de que el PSC ocupe la nueva centralidad política en Cataluña. Responsabilizan de ello a los vaivenes de Puigdemont, a quien ven como un líder agotado.

Los díscolos han evitado siempre mostrar sus discrepancias en público, e incluso se avinieron a la escenificación de la falsa unidad en el Congreso Nacional de octubre del año pasado. El mejor ejemplo ha sido precisamente Giró, que siempre se ha mantenido en un segundo plano pese a sus discrepancias. Precisamente por eso, Puigdemont y su entorno temen que su marcha marque un punto de inflexión en la fractura interna del partido.

Junts y la CUP caminan hacia el desastre

La crítica en voz alta de Giró muestra por primera vez de forma expresa la existencia de un sector crítico en Junts. Algo que Puigdemont ya no puede ocultar, y que puede agravarse si el partido sigue avanzando, como parece, hacia una nueva debacle electoral.

En definitiva, la salida de Laia Estrada y Jaume Giró reflejan la crisis en la que llevan tiempo instalados los partidos procesistas. Una crisis que tiene que ver con la gestión nefasta de la resaca del procés, y que se está acelerando tras la llegada del PSC al poder. La fractura no hace más que debilitar a estos partidos, a quienes las encuestas arrojan un futuro devastador.

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