
La falsa prosperidad de los pobres en España, otro fracaso de la izquierda
La 'economía cohete' de Sánchez es una fuente estructural de desigualdad entre generaciones
En los últimos tres años, las clases populares en España han experimentado una ligera mejora en su situación económica. Según el análisis del reputado periodista económico Javier Jorrín - con datos del BCE -, el patrimonio de los hogares más pobres ha aumentado en casi un 30%. Este dato, que a primera vista podría parecer una señal positiva, esconde realidades mucho más decepcionantes.
La tendencia positiva se atribuye principalmente a la creación de empleo (inmigración), la subida del salario mínimo interprofesional y las políticas de redistribución. Sin embargo, tras examinar más de cerca la situación, se revela que este incremento en la riqueza ha sido una ilusión. Más en particular, ha sido una ilusión producida teñida del factor intergeneracional. Y es que, como se explica habitualmente en E-Notícies, el PIB per cápita ha bajado y la edad es la máxima fuente de desigualdad.

La clave para entender esta paradoja radica en la forma en que se ha distribuido esta mejora económica. Aunque los datos revelan que las clases populares han aumentado su patrimonio, esto ha sido posible porque han dedicado la mayor parte de sus ingresos a reducir deudas. Como constata Javier Jorrín, el aumento de la riqueza en estos hogares no se debe a la compra de activos, sino al esfuerzo por reducir el pasivo. Nuevamente, sobre el efecto de descapitalización de la vivienda, también se ha hablado en E-Notícies.
Según la serie, los hogares situados en el 50% con menos patrimonio neto han aumentado su riqueza neta en 7.000 euros por persona en los últimos tres años. Sin embargo, solo 1.000 euros de esta cifra corresponden a la acumulación de activos reales. El resto se ha destinado a tapar agujeros. O sea, que la prosperidad "macro" de los últimos años no ha servido para generar una base de ahorro ante el futuro. Por el contrario, ha hecho más ricos a los ricos.
Este es el resultado de una política que ha permitido una redistribución cosmética de la riqueza. Ahora bien, sin ofrecer las herramientas necesarias para superar la precariedad estructural en la que viven muchas de estas personas. Pero, como es sabido, las necesidades electorales hacen imposible cambiar el eje de las políticas públicas fuera de los pensionistas.

Y los jóvenes no se van de casa
Esto explica que la tasa de emancipación de los jóvenes haya alcanzado niveles críticos, con una tasa que no supera el 15,2%: el nivel más bajo en dos décadas. Según el informe del Consejo de la Juventud, un joven debe destinar el 92,3% de su salario mensual para pagar el alquiler de una vivienda media en España. En Cataluña, la situación es aún más grave, ya que el porcentaje supera el 100% si se tiene en cuenta el coste de vida. Estos datos explican por sí solos la imposibilidad de los jóvenes para capitalizarse.
En suma, los datos del INE muestran que la renta de los jubilados es de media un 9% mayor que la de los trabajadores activos. Estamos ante una situación en la que el Estado dedica la mayoría de sus recursos públicos a enriquecer a los que ya se enriquecen por el mercado inmobiliario. Como doble efecto de este problema tenemos que la desigualdad entre los hijos de estas personas a su vez se multiplica.
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