Dos personas en un entorno arquitectónico con arcos y techo decorado, una de ellas está hablando en un micrófono y la otra lleva un traje y corbata.
POLÍTICA

El Govern del PSC abre una nueva etapa de la legislatura con la absorción de la CUP

Salvador Illa renuncia a la transversalidad y la mano tendida para lanzarse en brazos de la extrema izquierda

Esta semana se ha consumado lo que hasta ahora parecía imposible, el apoyo de la CUP al gobierno “derechista” y “españolista” del PSC. El frente progresista amplio (PSC, ERC, Comuns y CUP) ha pactado dos importantes medidas. El decreto ley para regular los alquileres y una moción para sancionar a los ayuntamientos que se nieguen a empadronar a personas sin residencia fija.

Una persona hablando en un podio con un fondo de madera.

La absorción de la CUP permite al PSC ampliar su mayoría parlamentaria, y abre una nueva etapa de la legislatura marcada por la polarización ideológica. A un lado el frente de izquierdas (PSC, ERC, Comuns y CUP) y al otro las derechas (Junts, PP, Vox y AC).

Hay que recordar que Salvador Illa llegó a la presidencia de la Generalitat con la promesa de un gobierno transversal con la mano tendida. Esto implicaba la variabilidad aritmética con todas las formaciones, con solo dos salvedades. La preferencia hacia ERC y Comuns, por un lado, y el veto a Vox y Aliança Catalana, por otro.

El PSC abre una nueva legislatura

Dos factores han contribuido principalmente al cambio de rumbo del PSC. Por un lado, la polarización ideológica que se ha ido acrecentando durante estos primeros meses de la legislatura. Por otro lado, la inestabilidad de Illa, acorralado por varias crisis, sin presupuestos y chantajeado constantemente por sus socios.

En este contexto, Salvador Illa tenía dos opciones. Apoyarse en el PP y Junts para aprobar las cuentas y hacerse fuerte en el centro, o fortalecer la alianza con las izquierdas para ensanchar la base de su gobierno. Al final ha decidido copiar a Pedro Sánchez y trasladar el sanchismo a Cataluña.

Empieza ahora una nueva legislatura con el PSC entregado a la extrema izquierda, que intentará imponer su modelo económico y social al Govern. Una nueva etapa en la que la derecha queda definitivamente aislada, sin capacidad de influencia. Y dividida entre la derecha nacionalista (Junts y AC) y la derecha constitucionalista (PP y Vox).

Los dilemas de Illa

El PSC se encontró con la difícil misión de querer ocupar el centro sin la mayoría suficiente (42 diputados) y un Parlament altamente polarizado. Al final ha tenido que escoger bando, y ha optado por la izquierda. Pero eso le plantea serios dilemas a partir de ahora.

Salvador Illa sentado en su escaño del Parlament

El PSC se presentó a las elecciones defendiendo un modelo de orden, que ahora puede quedar en entredicho por su complicidad con la CUP. Hace solo un mes los cupaires alentaban los disturbios en Salt y los ataques contra la policía. Ahora el PSC se alía con ellos mientras sigue defendiendo la mano dura contra la delincuencia.

Los socialistas han comprado además el marco mental y el relato de la izquierda sobre el problema de la vivienda. Lo cual le está llevando también a una flagrante contradicción. Por un lado vota con ERC, Comuns y la CUP a favor de sancionar a los ayuntamientos que rechazan empadronar okupas. Pero por otro apoya la moción del PP para echar a los okupas en 24 horas.

Coalición de perdedores

También cabe la posibilidad de que el PSC haya cedido con el decreto de la vivienda por puro tacticismo parlamentario. Para el Govern era fundamental apuntalar el apoyo de ERC y Comuns, para conseguir el suplemento de crédito necesario para gobernar sin presupuestos. Los Comuns habían amenazado con romper definitivamente si no se aprobaban sus medias sobre la vivienda.

Al Govern le temblaron las piernas y acabó cediendo, incorporando de paso a la CUP a su coalición progresista. Tras unas semanas difíciles con varias crisis encima de la mesa (Rodalies, aranceles, DGAIA, inseguridad), el Govern consigue tomar aire.

Pero atarse a ERC, los Comuns y la CUP puede tener sus costes a largo plazo. Sobre todo porque son las tres formaciones que más votos perdieron en las últimas elecciones, y que tienen las peores exepectativas para las próximas. Illa consigue estabilizar su gobierno, pero a costa de hipotecar su gobierno y unir sus destinos a una coalición de perdedores.

➡️ Política

Más noticias: