
La comparación de homicidios con Madrid que retrata el fracaso del procesismo
Años de 'buenismo' y tolerancia hacia el crimen tienen resultado, y aquí no funciona el 'Madrid nos roba'
Las cifras oficiales del Ministerio del Interior vuelven a poner en evidencia el deterioro de la seguridad en Cataluña frente a la Comunidad de Madrid. Durante el primer trimestre de 2025, Madrid registró 5 asesinatos, con una tasa de 0,07 homicidios por cada 100.000 habitantes. En el mismo periodo, Cataluña contabilizó 15 asesinatos, lo que supone una tasa de 0,18 y más que duplica el índice madrileño.
La diferencia no es solo estadística. Cataluña tiene aproximadamente un millón de habitantes más que Madrid, pero el número de homicidios es tres veces superior en cifras absolutas. A esto se suma que las tentativas de homicidio en Cataluña alcanzaron las 59 en ese mismo trimestre, frente a las 29 de Madrid. En términos relativos, la brecha es casi el doble.
Un patrón que se repite año tras año
El problema no es coyuntural. En todo 2024, Cataluña cerró con 69 asesinatos frente a los 23 de Madrid, y en 2023 la diferencia fue de 71 frente a 33. La constante en los últimos años revela una tendencia crónica, agravada por fenómenos como la guerra entre clanes del narcotráfico y el uso de armas de fuego. Estos enfrentamientos, con frecuencia vinculados a robos de droga, elevan la mortalidad de los ataques en comparación con otros territorios.

En Madrid, en cambio, las tentativas de homicidio suelen involucrar armas blancas y no armas de fuego. La actuación policial ha reducido en gran medida la actividad de las bandas latinas, que hace años protagonizaban enfrentamientos más frecuentes y graves.
Cataluña, un escenario de violencia creciente
Los datos confirman lo que ya reflejan episodios recientes: en apenas 46 días de este verano, Cataluña acumuló 33 incidentes violentos con un saldo de 8 muertos y 30 heridos. Entre ellos hubo apuñalamientos, tiroteos y ajustes de cuentas que consolidan la percepción de que la violencia se ha enquistado en determinadas zonas.
La comparación con Madrid no solo evidencia un desfase en cifras, sino que pone de relieve un modelo de gestión de la seguridad que ha fracasado. El legado del procés y la tolerancia hacia el crimen de baja intensidad han acabado generando un escenario de impunidad.

En última instancia, es la factura de no haber comprendido que un fenómeno criminal puede tener una importancia cuantitativa mínima, pero una importancia cualitativa enorme. De este modo se puede comprender mejor el coste que, por ejemplo, ha tenido desacreditar el problema de la okupación. Porque cabe recordar que Cataluña es con mucha diferencia la región de España con mayor tasa de okupaciones.
Si a esto se le suma una negligencia proactiva en materia de empadronamientos y una multirreincidencia desatada, el cóctel explosivo está servido. Finalmente, el 'buenismo' progresista de los últimos años tampoco ha ayudado a evitar que la situación escalara. Y ahora la situación es la que es.
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