Jordi Turull, Carles Puigdemont y Pedro Sánchez en un montaje gráfico con fondo rojo y texto "Per Catalunya".
OPINIÓN

El ridículo de Junts (bis)

Junts per Catalunya se empeña en seguir el camino de Ciudadanos y convertirse en una fuerza política residual

Hace una semana, en esta misma columna, les hablaba del ridículo que había hecho Junts per Catalunya con la cuestión de la moción de confianza contra Sílvia Orriols en Ripoll. No por el hecho de que la decisión final, la de no sumar sus votos a ERC, PSC, CUP y un partido independiente, fuese incorrecta. Más bien creo que, con la rectificación, con la marcha atrás, es donde acertaron. No desobedeciendo la voluntad popular de los ripolleses. Pero todo lo que les llevó hasta aquí fue ridículo y lamentable. Made in Waterloo.

Pues siete días después, estimados lectores, y a pesar de que hay otros temas que creo que merecen nuestra atención, me veo obligado a hablarles de nuevo del ridículo de Junts. Para aquellos que hemos defendido en Madrid que Carles Puigdemont no era Oriol Junqueras y que JxCat no era lo mismo que ERC, lo que vimos el lunes, la nueva bajada de pantalones de los juntaires, nos deja en muy mal lugar. Y nos fuerza a reconocer que Puigdemont sí que es Junqueras y que Junts sí que es lo mismo que ERC. O quizás incluso peor. Pues los republicanos capitalizan mejor las concesiones otorgadas por parte de Pedro Sánchez.

Tres personas en una conferencia de prensa frente a un atril con el logotipo de

Para hacer lo que hicieron el lunes, señores de Junts, no hacía falta montar el circo que montaron. No hacían falta ultimátums que han acabado en nada. Ni ruedas de prensa amenazadoras en Bruselas. Ni exigencias de reuniones urgentes en Suiza. Ni las lágrimas que derramaron a mediados de enero, cuando la Mesa del Congreso de los Diputados daba largas a la proposición no de ley para obligar a Sánchez a someterse a una cuestión de confianza. Por cierto, otra bajada de pantalones, con la última modificación del texto, pasando de exigir a pedir que considere.

Hace unos cuantos años, un hombre que dignificaba la política, no como ahora, el presidente Josep Tarradellas, dijo de forma muy acertada que "en política se puede hacer todo, menos el ridículo". Y ustedes, señores de Junts, han vuelto a hacer el ridículo. Por segunda semana consecutiva. De forma voluntaria y consciente, sabiendo que, lejos de lo que intentaron hacer creer, no son ustedes quienes dominan a Sánchez. Es el presidente español quien los domina a ustedes. Quien hace lo que quiere con Junts. Sánchez y, por qué no decirlo, José Luis Rodríguez Zapatero. Quien anticipa, en un mitin del PSOE, que una vez más han ido de farol.

Cada uno tiene la capacidad de elegir cómo se suicida. No seré yo, pobre de mí, quien diga a Junts cómo debe explosionar. Pero, viendo lo que veo, van por el camino correcto para convertirse en Ciudadanos. Para pasar a ser una fuerza residual, en una Cataluña gobernada durante años por el PSC de Salvador Illa, con el apoyo de una ERC que, mientras tanto, sin hacer ruido, sin circos ni grandes estridencias, va consiguiendo pequeñas (y no tan pequeñas) victorias que los deja en mejor capacidad negociadora que a ustedes.

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