Jarro de agua fría para la Familia Real tras la última confesión de Pablo Urdangarin

Pablo Urdangarin ha hablado, lo ha hecho con claridad y sin estridencias. Con frases sinceras y una serenidad que sorprende, el joven, hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ofreció la semana pasada unas declaraciones en TVE que no han pasado desapercibidas. Donde confesó una información que ha dejado entrever cómo es realmente su relación con la Casa Real.

El escenario fue el programa Deportes del fin de semana. Allí, Pablo habló de su carrera, también de su apellido y del peso mediático que lo acompaña desde la cuna. “Si quiero quedar con amigos y está la prensa, lo bloqueo, me olvido de ello y ya está”, dijo Pablo, dejando claro que ha aprendido a vivir con esa presión.

Actualmente, milita en el Fraikin BM Granollers, equipo de la Liga Asobal. Allí juega con el número 77 y no es casualidad. Es un homenaje directo a su padre debido a que Iñaki Urdangarin llevó el 7 en el FC Barcelona, donde se convirtió en leyenda.

El mensaje de Pablo Urdangarin que no gustará a la Casa Real

Pablo Urdangarin admira a su padre y lo dice sin rodeos: “Que me comparen con mi padre significa que algo estoy haciendo bien”, confesó. Y añadió: “Soy como la versión mini, la versión un poco más ágil y frágil”. También reveló un detalle íntimo: “A mí siempre me ha gustado el 7 por mi padre”.

El dorsal 77 es más que un número, es un símbolo, un gesto que habla por sí solo. Un mensaje silencioso, pero elocuente. Quizás también una declaración de intenciones.

Pablo vivió en Barcelona hasta los nueve años, luego en Washington y después en Ginebra. Todo tras estallar el caso Nóos, que acabó con su padre en prisión. Iñaki cumplió su condena por varios delitos y salió en libertad.

Desde entonces, la figura de su padre ha recuperado cierta presencia en su vida. Pablo no lo oculta, de hecho, lo reivindica. Le rinde homenaje en cada partido y su camiseta es prueba de ello.

Casa Real no ha opinado sobre el gesto de Pablo Urdangarin en su dorsal

¿Y Zarzuela? Silencio, ni una mención, ni un gesto, ni una palabra. El joven parece haber trazado su propio camino y ese camino parece alejarse del Palacio Real.

Su foco está en el deporte, en seguir los pasos de su padre, en convertirse en un jugador de élite y en demostrar que puede vivir del balonmano. En cada partido, recibe visitas familiares de sus padres, hermanos y primos. Pero siempre en clave personal, nunca institucional.

Pablo Urdangarin manda un mensaje claro, sutil, pero firme. Su lealtad está con los suyos. Y ahora mismo, los suyos no parecen estar en la corona.