Un hombre con gafas y traje oscuro gesticula mientras habla en un podio con el logo del Parlament de Catalunya.
POLÍTICA

Vox denuncia una nueva traba del cordón sanitario en el Parlament

Por el momento, el cordón sanitario se ha mostrado muy contraproducente: Vox se dispara y ya roba votos al PSC

El inicio del curso político en el Parlament ha vuelto a mostrar el peso del cordón sanitario contra Vox. El diputado y presidente del partido en Barcelona, Joan Garriga, compareció ayer en rueda de prensa tras la primera reunión de la Junta de Portavoces. Lo hizo para denunciar que, a pesar de tener casi el doble de votos que Podemos, ambas formaciones dispondrán del mismo número de interpelaciones: seis.

Garriga expresó su incredulidad ante lo que considera un reparto arbitrario, pensado para minimizar la presencia de Vox en los debates. “Estamos totalmente acostumbrados, no nos preocupa lo más mínimo su censura o sus discriminaciones”, afirmó. Según el dirigente, la decisión confirma que el resto de fuerzas políticas buscan amordazar a los diputados que representan a más de 300.000 votantes catalanes.

Un cordón sanitario que se refuerza

No es la primera vez que Vox denuncia estas prácticas en la cámara catalana. El pasado mes de junio, el partido ya advirtió al presidente del Parlament, Josep Rull, de posibles acciones judiciales por vulnerar el derecho de representación. Entonces, los de Ignacio Garriga acusaban a la institución de bloquear todas las iniciativas legislativas que presentaban y de excluir sistemáticamente a sus portavoces de los grandes debates. Según Vox, se trata de una vulneración deliberada de las reglas democráticas.

Un hombre con gafas y traje oscuro está sentado frente a banderas con franjas rojas y amarillas.

En abril, el mismo Joan Garriga cargaba contra la creación de una comisión de estudio sobre los discursos de odio, impulsada por PSC, ERC, Junts, Comuns y CUP. A su juicio, esa iniciativa era un pretexto para censurar las intervenciones de Vox y Aliança Catalana. En esa ocasión, el dirigente señaló la paradoja de que se toleren expresiones de “odio a España” o “odio a la policía” mientras se acusa a su grupo de incurrir en discursos prohibidos.

Entre el veto y la resistencia

Pese a estas limitaciones, Vox insiste en que no renunciará a su discurso. El partido considera que el cordón sanitario es un arma de doble filo. Aunque les limita en la actividad institucional, multiplica la visibilidad de sus denuncias en redes sociales y en la calle.

El caso de las interpelaciones refleja la tensión permanente en el Parlament. Mientras los partidos del bloque mayoritario justifican las restricciones en nombre de la lucha contra el extremismo, Vox las interpreta como un signo de miedo y debilidad. Y, en efecto, los cordones sanitarios no han hecho otra cosa que disparar a Vox y AC en las encuestas.

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