Salvador Illa paga el precio de su sumisión a ERC
Los republicanos no negociarán los presupuestos y llevan al PSC a su primera crisis de gobierno
La negativa de ERC a negociar los presupuestos de 2025 es el primer contratiempo serio del gobierno del PSC en sus primeros meses. Los republicanos han anunciado que priorizan la soberanía fiscal a la estabilidad parlamentaria. Dan luz verde al gobierno catalán para negociar las cuentas con otras formaciones, aunque de facto le condenan a prorrogar un año más los presupuestos de la Generalitat.
El PSC podría ahora explorar otras mayorías. Pero su número dos, Maria Lluïs Moret, ya ha aclarado que no entra en sus planes y que seguirán con los acuerdos de investidura. Es decir, que no contemplan otra fórmula que la alianza con ERC y Comuns.
En E-Notícies ya advertimos que con 2025 arrancaba un año nuevo pero los mismos errores en la política catalana. El portazo de Esquerra a los presupuestos lo confirma. Salvador Illa paga un alto precio por su sumisión a los mismos partidos que han gobernado Cataluña estos últimos años, condenándola a una inestabilidad perpetua.
La realidad se impone al relato
Lejos de intentar pactar las cuentas con otros partidos como Junts, el PSC se prepara ya para un 2025 con las cuentas prorrogadas. Pero esto compromete seriamente su ambicioso plan de transformación de Cataluña, al menos a corto y medio plazo.
La primera consecuencia es que con las cuentas prorrogadas será imposible desplegar nuevas inversiones. Inversiones necesarias, por ejemplo, para mejorar los servicios públicos que era una de las promesas del nuevo gobierno. También para revertir la degradación en muchos ámbitos, tras la parálisis parlamentaria y legislativa de los años del procés.
La segunda consecuencia es precisamente la evidencia de la distancia entre el relato optimista del PSC y la cruda realidad. Los socialistas vendieron la apertura de una nueva etapa para enterrar la tensión nacionalista en beneficio del progreso. Sin embargo el PSC sigue atado a los viejos actores procesistas, y con las mismas consecuencias.
Del nuevo Pujol al próximo Sánchez
Salvador Illa llegó al gobierno de la Generalitat con la ambición de convertir el PSC en la nueva CiU de la etapa hegemónica del pujolismo. Su intención era abrir un gran espacio de centro donde cupieran todas las sensibilidades del catalanismo. Su estrategia auguraba una sólida estabilidad, pese a disponer de solo 42 diputados.
Pero Illa cayó en el error de confiar a ciegas en una ERC que ve al gobierno del PSC como una oportunidad para salir de su propia crisis.
Pese a que el PSC sostuvo al gobierno en minoría de ERC aprobándole los presupuestos, los republicanos no le pagan ahora con la misma moneda. Y arrojan la política catalana a otro escenario de inestabilidad.
Mientras, Salvador Illa sigue ejerciendo de prolongación del sanchismo en Cataluña. Insiste en la dureza contra Aliança Catalana para desgastar a Junts y al mismo tiempo presentarse como “muro contra la extrema derecha”. Lo cual le permite ganar puntos de cara a una futura sucesión de Pedro Sánchez.
En definitiva, Illa podría haber sido el nuevo Pujol pero ha preferido ser el nuevo Sánchez. De momento, se ha encontrado de bruces con el primer revés. Ahora ya sabe el precio a pagar por su sumisión a Esquerra.
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