Dos hombres en traje conversan en un entorno formal con personas al fondo.
POLÍTICA

La política catalana: año nuevo, los mismos errores

El Govern y Parlament siguen paralizados por los vetos, los cordones sanitarios y la polarización

El PSC ha conseguido en tiempo récord, apenas tres meses de gobierno, lo que parecía imposible en Cataluña: una cierta normalización institucional. Sin embargo, tiene muchos retos por delante. El más urgente, desbloquear la política catalana.

Pese a la voluntad de abrir una etapa nueva, el gobierno en minoría de Salvador Illa sigue en manos de ERC y los Comuns. Esto le impide hacer cambios radicales en áreas estratégicas e impone una continuidad con el anterior gobierno. Es decir, en la práctica Cataluña sigue en manos de los mismos, y reproduciendo los mismos errores.

Dos hombres conversando en un entorno formal con personas al fondo.

Los presupuestos siguen en el aire con el plazo ya expirado, y el Parlamento permanece bloqueado por los vetos y la polarización política. Los desafíos a los que se enfrenta Cataluña exigen el despliegue urgente de medidas que siguen paralizadas por la polarización parlamentaria. SLa parálisis parlamentaria y la incapacidad del gobierno para impulsar leyes condena Cataluña al estancamiento.

Pendientes de aprobar los presupuestos

El PSC ha conseguido hasta ahora imponer una cierta normalización institucional, pero sigue en manos de quienes han gobernado Cataluña estos últimos años. Especialmente ERC. La división interna en Esquerra ha impedido que Illa pueda aprobar los presupuestos a tiempo, y lo que parecía un trámite puede acabar encallándose.

No hay que olvidar que el anterior gobierno de ERC cayó por su incapacidad de aprobar las cuentas. La prórroga de los presupuestos de 2023 para el año pasado impidió el despliegue de muchas leyes. Lo cual se agravó con la crisis política y el relevo en el gobierno que condenó Cataluña a una parálisis parlamentaria durante meses.

El año ha empezado sin presupuestos y el PSC empieza a asumir la posibilidad de tener que prorrogar las cuentas un año más. Algo que dificultaría mucho los planes del gobierno en su primer año de legislatura. 

Pero lo peor que es que la prórroga de los presupuestos prolonga la insufrible inestabilidad política que atenaza Cataluña desde hace una década. Conviene recordar que Cataluña ya contó con presupuestos prorrogados los años 2013, 2016, 2018, 2019, 2021 y 2023. Y quienes sufrirán las consecuencias volverán a ser los ciudadanos. La situación impediría inversiones urgentes para la mejora de los servicios públicos en ámbitos como la Eduación, la Sanidad y el campo.

Siguen los vetos y los cordones sanitarios

Los resultados electorales del 12 de mayo permitieron la formación de un nuevo gobierno in extremis, pero no solucionaron el problema de fondo de Cataluña. No hubo cambios sustanciales en los bloques políticos, y el Parlament sigue polarizado. Esto impide fraguar grandes consensos en temas urgentes de país, como la Educación y la Sanidad.

Un hombre con gafas y traje oscuro está sentado en un banco de madera con tapicería roja.

La actividad parlamentaria sigue paralizada por la queja permanente de los partidos procesistas y las posiciones de máximos de la izquierda. Aunque una mayoría social pidió un cambio en las urnas, la política catalana sigue secuestrada por una minoría cada vez más minoritaria.

Un dato demoledor es que desde el inicio de la presente legislatura solo se ha aprobado una ley y hay 26 iniciativas en tramitación. En el mismo período se ha reformado el regalmento interno de la cámara y se han validad cuatro decretos.

Una actividad insuficiente para afrontar los retos y desafíos de una Cataluña asediada por los problemas. 

ERC y Junts siguen haciendo la guerra por su cuenta. Los Comuns y la CUP boicoteando cualquier intento del gobierno de girar al centro. Y la derecha está atada de pies y manos por los cordones sanitarios.

Este es otro legado preocupante de los anteriores gobiernos que el PSC no ha sabido rectificar. De hecho, los socialistas firmaron el "pacto antifascista" que bloquea de facto la actividad legislativa de Vox y Aliança Catalana. El resumen es que ninguno de los bloques suma para imponerse el resto, pero las minorías aún son capaces de bloquear a la mayoría.

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