Montaje de fotos de primer plano de David Cid con rostro serio y, de fondo, una imagen de un móvil con notificaciones
POLÍTICA

Rapapolvo a David Cid (Comuns) tras frivolizar con la Cataluña de los 10 millones

El diputado ecosocialista quiso mandar un recado a la CUP y salió trasquilado

David Cid, portavoz del grupo parlamentario de los Comuns en Cataluña, ha quedado en el centro de la polémica tras su último tuit. En la publicación, advertía que los verdaderos millones que deberían preocupar a la izquierda no son los de la “Cataluña de los 10 millones”, sino los beneficios millonarios de la banca.

Un hombre con camisa amarilla habla en un podio con el logo del Parlament de Catalunya.

La intención era lanzar un dardo irónicamente a la CUP por sus recientes declaraciones. Pero su mensaje se convirtió en el blanco de críticas y burlas de la comunidad en X.

Inacción prolongada

“¿Acaso vuestro partido ha hecho algo por recuperar el dinero del rescate a la banca? Pues a cagar a la vía”, fue una de las críticas dirigidas a Cid. La frase refleja el hartazgo de numerosos ciudadanos ante la pasividad de estos partidos, que concentran sus esfuerzos en un discurso que luego no traducen en medidas efectivas.

Además, muchos usuarios han señalado que, pese a percibir sueldos elevados —superiores a 75.000 euros anuales—, los representantes de los Comuns no consiguen cumplir los objetivos que proclaman. Esta circunstancia aumenta la indignación de los ciudadanos, que consideran injustificable recibir una remuneración tan alta sin resultados tangibles.

Otros, en cambio, prefirieron hacer meya en otros datos, que debería preocupar a la gente de izquierdas, pero el portavoz de los Comuns ignora. Es el caso del aumento gasto militar pactado en la época de gobierno PSOE-Unidas Podemos o el aumento del presupuesto de la Casa Real. La clara omisión de estos datos dan más credibilidad a sus detractores.

¿Hay que preocuparse por los 10 millones de habitantes?

Sí, hay que preocuparse por la Cataluña de los 10 millones de habitantes por las consecuencias que tendría un crecimiento descontrolado de la población en la vida diaria. Más habitantes implican más presión sobre la vivienda, el transporte, la sanidad y los servicios básicos. Ignorar estas realidades es firmar un cheque a la ineficiencia y al caos urbano.

El crecimiento demográfico también afecta a la seguridad y al orden público. Más personas en el territorio sin una planificación adecuada puede derivar en barrios saturados, aumento de la delincuencia y dificultad para mantener la convivencia. Es un problema tangible, con impacto directo en la calidad de vida de todos los catalanes.

Por último, hay que mirar el impacto económico. Más población sin una integración efectiva o sin medidas de control puede disparar el gasto público, tensionar el mercado laboral y dificultar la creación de empleo estable. Preocuparse por la Cataluña de los 10 millones no es un juego de cifras, sino una advertencia sobre la gestión real de los recursos y la vida cotidiana de los ciudadanos.

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