
La presión vecinal fuerza un plan de choque contra la inseguridad en Sant Antoni
Collboni no se puede permitir un segundo Raval en Barcelona
La degradación de Sant Antoni ha estallado en la cara del Ayuntamiento de Barcelona. Tras meses de denuncias ignoradas, la presión de vecinos y comerciantes ha obligado al consistorio a activar un plan de choque. El hartazgo ciudadano ha sido tal que ni siquiera la prensa subvencionada ha podido seguir mirando hacia otro lado. Esta misma semana, por ejemplo, TV3 preparaba el terreno a la decisión municipal con un reportaje del barrio.
El plan del Ayuntamiento no es fruto de la iniciativa municipal, sino de la insistencia vecinal. Entidades como Som Sant Antoni, la Associació de Veïns y la asociación de comerciantes SAC llevan meses alertando de una situación insostenible. Consumo de drogas a plena luz del día, agresiones, venta ambulante, suciedad extrema y un aumento alarmante de personas sin hogar.

El Ayuntamiento ha detallado que el plan incluye más presencia policial, refuerzo de limpieza, medidas de atención social y la retirada parcial del mobiliario urbano de la superilla táctica. Pero ni el concejal del Eixample, Jordi Valls, ha podido ocultar que “la solución no será fácil”. Mientras los vecinos reclaman soluciones inmediatas, el consistorio habla de una intervención “a largo plazo”.
Las zonas más críticas son el entorno del mercado, la ronda de Sant Antoni y la superilla. Son puntos donde la presencia de toxicómanos, la venta ilegal y las peleas nocturnas han disparado la inseguridad. Como es natural, esto desarticula a toda velocidad el tejido comercial, tan indispensable en una ciudad de servicios como Barcelona.

El mérito de los vecinos y algunas pocas voces
Desde la oposición, el líder del PP en el Ayuntamiento, Daniel Sirera, no ha dudado en señalar la hipocresía del consistorio. “Ocho meses después de que lo pidiéramos, el Ayuntamiento se despierta y anuncia refuerzo policial en Sant Antoni. ¿De qué barrio lo van a quitar? No valen parches ni titulares vacíos. ¡Barcelona necesita un plan serio de seguridad!”, advertía Sirera en redes.
Por su parte, Santiago Espot, muy involucrado en el seguimiento y crítica de la política municipal, ha sido contundente. "La oposición a Collboni no está en el Ayuntamiento con los grupos municipales, está en las CALLES de Barcelona":
La “ravalización” de Sant Antoni es el resultado directo de las políticas urbanísticas heredadas de Ada Colau, que el actual alcalde ha mantenido sin enmiendas. Y, hoy, Sant Antoni comparte problemas con barrios como el Gòtic o la Barceloneta. Hablamos de narcopisos, robos, insalubridad y abandono total del espacio público.
Todo esto se explicaba en E-Notícies desde hacía tiempo. Desde abril de 2024, por ejemplo, este medio ya documentaba episodios de insalubridad y violencia en el barrio. También fue E-Notícies quien puso en evidencia cómo la superilla, diseñada como espacio de convivencia, acabó convertida en un foco de delincuencia y abandono.
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