Dos hombres en un debate apasionado en un entorno parlamentario elegante y lleno de asistentes.
POLÍTICA

Los partidarios de más seguridad y menos inmigración rozan los 40 escaños en Cataluña

PP y Vox afianzan su posición mientras que Aliança Catalana se dispara en las encuestas

El Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat publicó el pasado jueves 27 de marzo la nueva encuesta sobre la intención de voto en Cataluña. Lo más comentado ha sido el hundimiento de Junts en paralelo al crecimiento exponencial de Aliança Catalana. Pero hay otra lectura que se está comentando menos, pese a ser también muy llamativa.

Fotografia de Silvia Orriols en Ripoll

El barómetro muestra una consolidación de la coalición de gobierno (PSC, ERC y Comuns). Algo nada sorprendente, teniendo en cuenta el sesgo del CEO. Salvador Illa puso al frente del organismo a Joan Rodríguez Teruel, exconcejal socialista y exasesor de los gobiernos de Pasqual Maragall y José Montilla.

Más sorprendentes son los resultados que otorga a PP, Vox y Aliança Catalana. La parte alta de la horquilla da al PP hasta 16 diputados, 12 a Vox y 10 a Aliança Catalana. Los tres partidos que defienden sin complejos más seguridad y menos inmigración podrían alcanzar los 38 diputados si nos fiamos de este sondeo.

El cordón sanitario se diluye

La primera lectura es que el cordón sanitario de PSC, Junts, ERC, Comuns y la CUP no solo no funciona sino que tiene el efecto contrario. La función del cordón sanitario es impedir la acción legislativa a estos partidos. Pero al hacerlo evidencian que están perdiendo el control del relato y por eso quieren imponerlo por la fuerza.

Cinco personas posan de pie en una alfombra roja dentro de un edificio con columnas decorativas.

PP, Vox y AC tampoco tienen el peso suficiente para condicionar la acción legislativa, así que el cordón sanitario es en este caso inútil. Pero sí pueden presentar mociones e intentar crear un estado de opinión, y esto es lo que están consiguiendo. En este sentido, el cordón sanitario amplifica el altavoz de estos partidos en lugar de ensordecerlo.

La otra lectura es que la seguridad y la inmigración se están consolidando como la principal preocupación de los catalanes. En las elecciones de 2021 PP y Vox sumaban 14 escaños, y Aliança Catalana ni se presentaba. Cuatro años después los tres partidos juntos suman 28, y las encuestas les dan un crecimiento de 10 diputados más.

La estrategia de estos partidos

Su crecimiento podría ser incluso mayor si tenemos en cuenta el sesgo de esta encuesta elaborada por el organismo dependiente de la Generalitat. Si los partidos de la derecha y la derecha radical se acercan a la frontera de los 50 diputados, el vuelco político en Cataluña sí sería una realidad. Aunque para ello, estos partidos tienen que superar también sus propias dificultades.

En el caso de PP y Vox su principal hándicap es la competencia entre ellos mismos por un mismo espacio que tiene una evidente limitación. La derecha constitucionalista en Cataluña difícilmente podrá romper un techo que además es más bajo por la derechización del PSC. El PP trata de centrarse en la seguridad y la okupación, mientras que Vox se centra en la inmigración y la islamización.

Un hombre de traje y corbata habla en un parlamento mientras otras personas lo observan desde sus asientos.

Ambos tratan de competir sin hacerse daño y poniendo el foco en el desgaste del PSC. Vox está llevando a cabo una clara estrategia de pisar la calle, yendo a los barrios más castigados por la saturación migratoria y la inseguridad. El PP intenta compaginar su discurso más contundente con un perfil más institucional aprovechando el carisma de su líder.

Aliança Catalana lo tiene más fácil para crecer porque no tiene una competencia tan clara y su auge se nutre del hundimiento del procesismo. Su principal hándicap es el aislamiento  que les impide ser decisivos en el Parlament. Pero en cambio tienen el altavoz de Ripoll, y saben que las próximas municipales de 2027 serán clave para no estancarse.

¿Han tocado o techo o seguirán creciendo?

Con sus matices, PP, Vox y AC coinciden en la crítica a la degradación de Cataluña tras los sucesivos gobiernos procesistas. Gobiernos que han estado en manos de la izquierda más woke, a la que culpan de esta degradación. Sus programas ponen el foco en la delincuencia, la ocupación, el infierno fiscal, los medios públicos y subvencionados, la inmigración ilegal masiva y el colapso de los servicios públicos.

Su éxito inicial ha sido romper el tabú sobre cuestiones que hasta hace poco estaban secuestradas por el relato oficial impuesto por la izquierda. Aunque si no consiguen crecer y se estancan se arriesgan a morir en el intento. La ola de indignación social en Cataluña parece ir a su favor, y los datos del CEO son una nueva muestra de que algo está cambiando.

La pregunta es si PP y Vox serán capaces de erosionar el espacio del PSC y crecer sin hacerse sombra uno a otro. El tiempo dirá si efectivamente el espacio de la derecha constitucional en Cataluña ha tocado techo, o tienen margen para crecer. También si Aliança Catalana es capaz de hundir definitivamente al procesismo, empezando por arrebatarle el poder local en 2027.

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