
Más problemas para la dependencia en Cataluña: vuelve a crecer la lista de espera
Ha bajado ligeramente el tiempo de espera pero se acumulan los solicitantes de la prestación
El colapso de las ayudas a la dependencia sigue siendo un fiel reflejo de la degradación de los servicios públicos en Cataluña. El Govern de Salvador Illa anunció varias medidas para reducir las listas y el tiempo de espera para recibir estas prestaciones. Aunque ha conseguido reducir ligeramente el tiempo de espera, la lista de espera vuelve a crecer de forma alarmante.

El número de personas que esperan la valoración de su grado de dependencia en Cataluña ha crecido hasta los 60.000. Es más del doble que hace un año y medio.
Los números hablan de un tapón en la lista de espera para que la administración valore el grado de dependencia de los solicitantes. El tiempo de espera es de cuatro meses y medio. Una vez superado el escollo, los demandantes tienen que esperar cuatro meses más para que la administración resuelva a qué tienen derecho según sus circunstancias. Actualmente hay alrededor de 35.000 personas esperando este trámite.
Un problema grave en Cataluña
Una vez resuelto el expediente, los dependientes tienen que esperar una plaza libre. Esta situación deja desamparadas a decenas de miles de familias, muchas de ellas con pocos recursos. Según las estadísticas, cada hora muere una persona en Cataluña esperando la ayuda a la dependencia.
El Govern de Salvador Illa puso en marcha un paquete de medidas para simplificar los trámites de la administración, en situaciones como esta. En 2024 el tiempo de media para obtener la prestación era de 326 días y había más de 50.000 expedientes abiertos. Algo similar al grado de discapacidad, con 360 de espera y 165.000 solicitudes en espera.
La Generalitat se marcó como objetivo reducir el tiempo de espera hasta los 90 días en el caso de la dependencia, y 120 para la discapacidad. Para ello se simplificaron los formularios y se contrataron más profesionales.
Tapón en la lista de espera
Pero la acumulación de nuevos solicitantes, alrededor de diez mil más en lo que llevamos de año, compromete el plan del Govern para mejorar la situación. Demuestra en el fondo que se trata de un problema estructural. El problema de la dependencia es un reflejo fiel y trágico del colapso de los servicios públicos en Cataluña.
Esto es más sangrante teniendo en cuenta que Cataluña es la comunidad donde los ciudadanos pagan más impuestos. Aunque hay un problema de gestión, también hay un déficit de los recursos que debe destinar el Estado a las comunidades para estas prestaciones.
El Departamento de Derechos Sociales aprobó hace unos meses una inyección de personal y tecnología para reducir las listas de espera. Pero el problema sigue latente en Cataluña. El año pasado, Cataluña y Andalucía concentraron el 45% de las personas fallecidas esperando una ayuda a la dependencia en toda España.
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