
Los cribados de cáncer de mama, otro caso del colapso de los servicios públicos en Cataluña
Años de recortes y una enorme presión demográfica han llevado al sistema sanitario a una situación muy compleja
La sanidad catalana vuelve a estar en el centro de la polémica. El Govern ha decidido congelar la ampliación de los programas de cribado de cáncer de mama y de colon prevista para 2025. La medida, atribuida a la falta de presupuesto y de personal sanitario, ha generado fuertes críticas en el Parlament.
El Plan Director de Oncología preveía ampliar el cribado de cáncer de mama a mujeres de 45 a 74 años, frente al rango actual de 50 a 69, y el de cáncer colorrectal hasta los 74 años. Sin embargo, la Generalitat ha reconocido que la ampliación no se llevará a cabo este año. Las autoridades argumentan que la falta de profesionales y la ausencia de nuevos presupuestos impiden ejecutar la medida en los plazos previstos.
Críticas por la gestión y el presupuesto
Desde Junts, su portavoz en la Comisión de Salud, Jordi Fàbrega, ha denunciado que esta congelación es “la consecuencia directa de años de mala planificación”. El partido acusa al Govern de recortar servicios esenciales y de no revertir el “expolio fiscal” que, según sus cálculos, priva a Cataluña de 22.000 millones de euros anuales. “Ese dinero permitiría reforzar los servicios públicos y evitar situaciones como esta”, ha declarado Fàbrega.

El debate se agrava en un contexto de parálisis presupuestaria. El Ejecutivo ha admitido que será prácticamente imposible aprobar las cuentas antes de fin de año. Sin presupuesto, la ampliación de los cribados se ha quedado en suspenso, junto con otros proyectos de salud pública y programas de atención primaria.
Una sanidad tensionada y sin relevo
El retraso en los cribados se suma a una larga lista de problemas que golpean al sistema sanitario catalán. Los hospitales acumulan pacientes en urgencias durante días, las listas de espera se alargan y los profesionales denuncian una falta crónica de personal.
El ejemplo más reciente lo protagoniza el Hospital del Mar, en Barcelona, donde se han registrado 168 pacientes simultáneos y esperas que superan las 150 horas en urgencias. Casos similares se repiten en centros como Vall d’Hebron, Parc Taulí o el Hospital de Terrassa. La falta de camas y de inversión ha convertido la saturación en la norma, no en la excepción.
Según los sindicatos médicos, la sanidad catalana arrastra la pérdida de 2.400 profesionales y más de 1.000 camas desde los recortes aplicados durante el mandato de Artur Mas. A ello se suma un crecimiento demográfico constante. Más de 3,9 millones de personas fueron atendidas en 2024, un 21% más que en tres años.

Prevenir o colapsar
La congelación de los cribados oncológicos no es un mero asunto administrativo. Significa diagnósticos más tardíos, tratamientos más costosos y vidas en riesgo. Los especialistas recuerdan que la detección precoz del cáncer de mama reduce la mortalidad en un 30%, y que cada retraso puede tener consecuencias graves.
La Generalitat insiste en que los programas actuales se mantienen operativos y que se retomará la ampliación cuando los recursos lo permitan. Pero la sensación general es que Cataluña vive un deterioro estructural de su sanidad pública. Entre la falta de profesionales, el envejecimiento poblacional y la inestabilidad política, la prevención vuelve a quedar relegada.
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