Mujer de cabello largo y lacio bebiendo agua en un vaso mientras está de pie junto a un atril en un recinto parlamentario
POLÍTICA

Junts salva a Pedro Sánchez y condena al cierre la central nuclear de Ascó

Puigdemont y Turull parecen no ser conscientes de la imagen tan errática que da su estrategia entre el electorado

Junts ha vuelto a su guion de siempre: ruido, gestos calculados y un voto decisivo que termina salvando al Gobierno en el último minuto. La formación de Carles Puigdemont se abstuvo ayer en el Congreso en la votación clave para derogar el calendario de cierre de las centrales nucleares. Esa abstención permitió tumbar la enmienda del PP por un solo voto. Y con ello, evitó que los populares y Vox fijaran una mayoría contraria a la política energética del Ejecutivo.

El desenlace confirmó lo que en privado se esperaba. La “ruptura” de Junts con Pedro Sánchez no ha pasado de ser un episodio más de su teatro procesista. En el Senado, sus portavoces habían cargado contra el presidente acusándolo de “trilero”. Pero en cuanto tocó votar, el partido volvió a situarse en el lado que convenía al Gobierno, igual que tantas otras veces durante la legislatura.

Un hombre hablando en un podio con banderas de la Unión Europea y España a su lado.

Un voto decisivo que desarma la narrativa de ruptura

La enmienda del PP pretendía frenar el apagón nuclear programado para Almaraz, Ascó y Cofrentes. La propuesta buscaba ampliar su vida útil y evitar un cierre que preocupa a varias comunidades. En Cataluña, además, el debate es especialmente sensible: más de la mitad de la energía consumida procede de centrales nucleares.

El propio alcalde de Ascó, Miquel Àngel Ribes, ha dicho sentirse "muy decepcionado" por el voto de los partidos catalanes. Como tantas otras voces autorizadas en la materia, el alcalde Ribes señala que cumplir los objetivos ecológicos es indisociable de tener presente a la energía nuclear. Finalmente, también se mostró muy preocupado por el impacto económico, llegando a afirmar que "destrozará" la economía local.

Junts admite todos estos problemas, de hecho, lo dice en discursos, entrevistas y notas oficiales. Sin embargo, rehuyó alinearse con el PP en el momento más determinante. La abstención fue suficiente para derrotar la propuesta, y lo hizo el mismo día en que el Gobierno celebraba el primer aval europeo a la Ley de Amnistía. Otro gesto que añade matices a su ruptura de cartón-piedra.

Dos personas dándose la mano frente a una puerta con ventanas.

Críticas empresariales 

La reacción del ámbito económico no tardó. Foment del Treball advirtió de que la situación energética puede volverse crítica si no se revisa el calendario de cierre. Su presidente, Josep Sánchez Llibre, señaló directamente a ERC y PSC como responsables de un posible apagón. El PP, por su parte, lamentó una “oportunidad perdida” para garantizar un sistema más estable y con menores costes.

Mientras tanto, el Gobierno evitó una derrota política que habría tenido fuerte impacto simbólico. Y lo hizo gracias a los mismos diputados que hace solo unos días proclamaban desde Perpiñán una ruptura total con Pedro Sánchez. La contradicción ya no sorprende, pero vuelve a mostrar las dos almas de Junts: la que gesticula en público y la que vota en privado.

Junts repite el patrón: oposición ruidosa, votos funcionales

La maniobra encaja con el patrón electoralista que presenta Junts, es decir, amenaza, indignación y subir el tono. Pero, cuando llega el momento de traducir la retórica en hechos, retrocede. La explicación a esto es conocida.

Junts no quiere aparecer votando con PP y Vox - la "derecha española" - en una cuestión estratégica. Pero tampoco quiere asumir el coste político de un cierre nuclear que inquieta a su propio electorado. Opta por la fórmula intermedia: gesticular, tensar y finalmente abstenerse. 

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