Dos personas sonriendo al aire libre con un fondo verde difuminado.
POLÍTICA

La gran coalición, el salvavidas de la élite europea en Alemania y España

Bruselas eleva la presión sobre Merz para pactar con el SPD y dar la espalda a la ultraderecha

Muchos esperaban que el debate electoral en Alemania se convirtiera en una dura pelea entre Olaf Scholz y Friedrich Merz. Hubo intercambio de golpes con temas como los impuestos y la inmigración, pero ninguno de los dos sacó los cuchillos. ¿Por qué?

Olaf Scholz es el representante del Partido Socialdemócrata (SPD), que llega a los comicios con la amenaza de un batacazo histórico. Friedrich Merz, líder de la CDU, arranca claramente como favorito pero con el aliento de la ultraderecha en el cogote. La posibilidad de una alianza del centroderecha con el partido antiinmigración ha desatado el miedo entre el establishment alemán y europeo.

Un hombre con gafas y traje habla en un podio frente a un edificio histórico con una bandera alemana ondeando.

Esto explica la mesura con la que los líderes de los dos grandes partidos se enfrentaron el pasado domingo en el debate electoral. Los dos utilizaron un tono duro pero siempre procurando dejar intactos los puentes para un posible pacto postelectoral.

Bruselas está presionando a democristianos y socialdemócratas para fraguar un gran acuerdo que salve los intereses de la élite europea. 

El miedo es creciente. Las últimas encuestas están dando a la CDU un 30%, mientras que el SPD no logra superar el 15% y AfD crece ya al 22%. La aritmética parlamentaria arrastra a Merz a una coalición ultraconservadora, pero además influye la voluntad de alternancia que expresan los alemanes.

El SPD y la CDU, al rescate del sistema

Los democristianos son muy críticos con la labor del gobierno de Scholz y creen que hay que mandar a la izquierda a la oposición. El propio Merz defendió su alianza estratégica con la ultraderecha en cuestiones como la inmigración. Sin ir más lejos, la reciente reforma de la ley de extranjería para cerrar fronteras y acelerar las deportaciones.

Una multitud de personas se manifiesta con numerosas banderas de Alemania y pancartas de un partido político.

La sola idea de que Merz pueda acabar pactando con Alice Weidel, líder de AfD, tiene a la élite europea temblando. Su modelo migratorio pondría contra las cuerdas la política fronteriza de la unión, y abriría un conflicto con otros países. Pero además, a nadie se le escapa que el programa de AfD es una impugnación a la agenda 2030 y el actual modelo burocrático que representa el establishment europeo.

Los burócratas respiraron un poco más aliviados cuando Merz cerró la puerta a pactar con AfD y tendió la mano a una alianza con el SPD y los verdes. La sensación ahora mismo es que las presiones de Bruselas acabarán funcionando. 

Ahora solo falta ver si la pinza CDU-SPD puede acabar disparando el voto a AfD. Al final, la sombra de una alianza de los dos grandes partidos refuerza la imagen de AfD como el partido antisistema de los alemanes indignados.

¿Hará Feijóo de Merz?

Lo que pasa en Alemania influirá en gran medida en el futuro de España a corto y medio plazo.

Una alianza ultraconservadora reforzaría el papel de Pedro Sánchez como el gran bastión de la extrema derecha en Europa. Pero si Scholz y Merz se ponen de acuerdo, las presiones de Bruselas para la Gran Coalición en España aumentarán.

Sobre todo sobre Alberto Núñez Feijóo, que si gana las elecciones tendrá que decidir si ir con Vox o tantear al PSOE. Mientras Pedro Sánchez siga mandando en el PSOE, la operación será prácticamente inviable. Pero si hay una debacle electoral y Sánchez es destronado o queda muy debilitado, el pacto PSOE-PP será más factible.

Mientras Vox sigue subiendo en las encuestas de la misma forma que AfD lo hace en Alemania.

Aquí también se identifica a PSOE y PP como partes del mismo sistema burocrático al servicio de la élite europea. De hecho, en España la distancia entre el centroderecha (PP) y la derecha radical (Vox) es más grande que en Alemania.

Las elecciones del próximo 23 de febrero en Alemania marcarán un antes y un después. También en España.

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