Dos personas en una conferencia de prensa al aire libre con un micrófono y un cartel que dice "Impulsar Articular Vèncer".
POLÍTICA

La CUP cambia de estrategia: del no a todo a pactos con el PSC

La CUP fue el primer partido procesista que asumió el nuevo escenario político en Cataluña

En tan solo una semana hemos visto a la CUP aprobar dos presupuestos municipales del PSC. En un caso fue en Vilafranca del Penedés y el otro en Tortosa. En ambos casos, los cupaires hablaban de aprovechar gobiernos en minoría para conseguir concesiones por parte del PSC.

A partir de aquí, se pone en marcha el conveniente relato para justificar la “responsabilidad” hacia la ciudadanía. En este sentido, las concesiones en materia de vivienda son las más socorridas para que la izquierda pueda justificar sus votos. Esto es algo que también se observa en el Parlament, con unos Comuns que intentan capitalizar al máximo las concesiones de Illa.

Volviendo a la CUP, lo que resulta evidente es que la formación anticapitalista se sirve de la particular lógica municipal para justificar un cambio de estrategia general. Como se explicó en E-Notícies con motivo del Procés Garbí, el objetivo de la CUP es entrar a formar parte de una vida política normal. Por esta razón, se presentan como grandes novedades cosas que son habituales en la vida parlamentaria: concesiones, alianzas circunstanciales, juegos de tira y afloja, etc.

Un grupo de personas en una sala de reuniones con retratos en las paredes y una bandera detrás de una mesa central.

Ser un partido normal o por lo menos parecerlo

Y es que, en líneas generales, el nuevo planteamiento de la CUP consiste en dejar de ser percibido como un partido automarginal. Esto explica que también veamos a la CUP reivindicando las nuevas forma de comunicación política. Del mismo modo, el partido también ha hecho cambios orgánicos para que la ineficaz estructura interna no tumbe en uno o dos años toda la estrategia.

En última instancia, este es el resultado del descalabro electoral que han sufrido las izquierdas woke, que no es más que un subproducto del descalabro procesista. Y ciertamente, la CUP fue el primer partido procesista que asumió el nuevo escenario electoral y social. Sin embargo, también es cierto que la CUP, antes de las elecciones autonómicas, ya venía de una época muy mala y con el Procés Garbí ya en marcha.

Un grupo de personas camina por un pasillo con cortinas rojas, llevando carpetas y libros.

El horizonte que tiene verdadero interés será el del Parlament. Es decir, que habrá que ver cómo y de qué manera la CUP traslada la lógica municipal a la lógica parlamentaria a largo plazo. De entrada, todo apunta a una oposición sin cuartel contra el PSC con la esperanza de un fortalecimiento del movimiento independentista.

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