Banderas de la Unión Europea ondeando junto a una mujer mayor de cabello canoso y gafas sonriente en primer plano con un fondo de diseño en tonos rosa y negro
OPINIÓN

Contra el Banco Central Europeo

Hoy en día, el BCE y toda su casta son una tiranía incontestable que hay que combatir por todos los medios

Imagen del Blog de Octavio Cortés

La caída del muro de Berlín instauró en el imaginario cultural la noción de un mundo sin enemigos (salvo terroristas bombardeables de Oriente Medio). Antes de 1989, sin embargo, toda civilización había tenido sus enemigos, toda nación sus adversarios naturales. Ahora, ante los intentos de hegemonía globalista, convendría recuperar la noción: existen los enemigos y contra ellos y sus ataques tenemos derecho a la legítima defensa.

El principal enemigo de la población, a día de hoy, es el Banco Central Europeo (BCE), franquicia vergonzante de la Reserva Federal estadounidense, entidad creada por Lucifer en persona en uno de sus días más gruñones y antipáticos. La famosa unión monetaria que creó el euro fue en realidad una maniobra colectiva de pérdida de soberanía, que puso en manos de burócratas sin alma el destino de las economías nacionales.

Cuatro banderas de la Unión Europea ondean frente a un edificio moderno de cristal bajo un cielo azul.

Las políticas expansivas del BCE, junto con las normas de la Comisión Europea (CE) sobre límites de déficit, han devastado el poder adquisitivo de las clases medias, endosándoles el precio de la espiral babilónica de deuda en forma de inflación (nos referimos a la inflación real, no a indicadores de fantasía como el IPC). Como el sistema educativo se ha encargado de que el 99% de la población sea analfabeta en cuestiones de economía financiera, los telediarios repiten los argumentarios de Bruselas sobre "crecimiento", "PIB" y demás elementos de distracción, mientras el barco se hunde. Si la gente tuviera un mínimo entendimiento de lo que está sucediendo por culpa del oligopolio bancario financiado por el BCE (la maníaca e incesante expansión de la oferta monetaria) las calles arderían, las cabezas rodarían, la sanación se produciría.

El problema, siendo ya terrible, tienes visos de agravarse de manera inmediata con la implantación del "euro digital", es decir, la forma local de la CBDC, destinada a asumir el control orwelliano y total de la vida económica. Mientras la administración Trump legisla y anima las stablecoins y promulga legislación anti-CBDC, en Europa el BCE opta por la digitalización centralizada del dinero, convertido en una forma tácita de "crédito social" a la manera china.

El problema no es el sistema económico, es decir, el capitalismo. Uno puede tener su visión favorable o contraria, pero no hay duda de que el capitalismo ha producido (a cambio de una grado de desigualdad estructural) las mayores cotas de prosperidad que la humanidad ha conocido. El problema es que a un sistema económico debe corresponder un sistema monetario, es decir, una regulación de aquello que consideramos "dinero", y nuestro dinero está roto desde la Federal Reserve Act de 1913.

Ahora, se quiere consolidar, mediante la digitalización, una forma de opresión que, entre otras cosas, ha acabado con la capacidad del trabajo como herramienta para sostener una vida digna. Que les pregunten a los millennials si, con la mejor formación y la mejor disposición laboral, pueden costearse una vivienda y una vida de clase media como la de las generaciones anteriores.

Christine Lagarde con cabello canoso y saco rojo sonríe frente a las banderas de la Unión Europea y Francia

Pues bien, el punto a considerar es el derecho a la legítima defensa. El BCE y toda su casta funcionarial parasitaria suponen, a día de hoy, una forma de tiranía incontestable, puesto que el sistema electoral no tiene fuerza frente a su posición de privilegio. Entonces quedan dos vías: la primera, la deserción, es decir, optar por los sistemas monetarios alternativos que el mundo crypto ha abierto (como estrategia civil de supervivencia); la segunda, la rebelión política directa. ¿Cómo puede darse esta segunda vía? De manera fácil y directa, saliendo mañana mismo de la UE y prohibiendo, al día siguiente, las prácticas de reserva fraccionaria del oligopolio bancario, así como la financiación del déficit mediante emisiones de deuda.

Querido lector, una nota final: si los términos empleados en este artículo le han sonado a chino, comience a preocuparse. Hay una batalla en marcha, en la que está en juego la vida digna de las próximas generaciones. Como poco, hay que entender la esencia del conflicto. De lo contrario, vamos mansamente al matadero.

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