
El pueblo a menos de 30 minutos de Barcelona con un encanto especial: playas preciosas
Este rincón del Maresme combina playas tranquilas, rutas con vistas al Mediterráneo y un valioso legado histórico
El verano avanza y las escapadas a la costa se convierten en el plan estrella. Las playas cercanas a Barcelona se llenan de bañistas en busca de sol y mar, pero todavía quedan rincones tranquilos que conservan un encanto especial. Son lugares donde la arena dorada se mezcla con historia y naturaleza.
En uno de los valles abiertos al litoral del Maresme se esconde un destino que combina a la perfección mar y montaña. Un lugar donde el Mediterráneo baña extensas playas y, a pocos minutos, senderos llevan hasta miradores con vistas únicas. Allí, el ritmo es pausado y el ambiente, acogedor.

Se trata de un pequeño municipio de poco más de 5000 habitantes que ha sabido preservar su esencia. El visitante encuentra tranquilidad, pero también una gran riqueza patrimonial y cultural que invita a quedarse más de un día.
Mar y montaña en un mismo lugar
Entre Vilassar de Mar y Mataró se encuentra Cabrera de Mar, a menos de media hora de Barcelona. Su centro se sitúa a 2,5 km del mar. En este municipio se disfruta tanto de la brisa marina como de la cercanía del Parque de la Serralada Litoral.
La costa de Cabrera de Mar ofrece varios rincones para disfrutar del Mediterráneo. La playa del Molí es la más conocida: amplia, de arena dorada y aguas claras, perfecta para nadar o relajarse bajo el sol. La playa de Cabrera destaca por su amplitud y fácil acceso, ideal para pasear y disfrutar del mar.

En el extremo sur, cerca del puerto de Mataró, se encuentran tramos de costa menos concurridos. Estos invitan a pasear junto al mar o practicar deportes náuticos. Todas ellas cuentan con fácil acceso desde el centro del municipio y conservan un ambiente relajado, ideal para quienes prefieren playas limpias y sin masificación.

A pocos pasos de la playa, las calles del pueblo llevan a rutas de senderismo y cicloturismo. Una de las más populares asciende al Castillo de Burriac, situado a 401 metros de altitud, desde donde se contempla todo el litoral. este castillo es un símbolo de identidad para Cabrera de Mar.

Tesoros culturales que no te puedes perder
Además del Castillo de Burriac, este municipio sorprende con otros tesoros. En pleno casco urbano se conservan restos de villas romanas y termas, testigos de la importancia de la zona en la época imperial. El yacimiento de Can Benet y el de Ca l’Arnau son dos paradas obligatorias para los aficionados a la arqueología.

Su centro histórico alberga casas señoriales y edificios modernistas que cuentan la evolución del pueblo. La iglesia parroquial de Sant Feliu, con orígenes medievales, es otro de sus símbolos. Las masías que salpican el territorio muestran la relación histórica entre agricultura y vida local.

La localidad también forma parte de la Ruta del Vino DO Alella. Sus viñedos cercanos invitan a degustar vinos de producción limitada, maridados con gastronomía típica catalana.
Un destino para todo el año
Aunque el verano es la temporada más popular, este rincón del Maresme merece una visita en cualquier época. Su clima suave permite disfrutar de playas, rutas y actividades al aire libre durante todo el año.

Eventos culturales, fiestas mayores y mercados artesanales dan vida a sus calles. Y su cercanía a Barcelona lo convierte en una escapada ideal para un día o un fin de semana.
Cabrera de Mar combina mar, montaña, historia y tranquilidad en un mismo lugar. Un destino cercano y lleno de rincones por descubrir, perfecto para quienes quieren disfrutar de lo mejor del Mediterráneo sin alejarse demasiado de la ciudad.
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