Un hombre con expresión de sorpresa frente a un edificio de AT&T.
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Nada es lo que parece en AT&T: sale a la luz un secreto que estuvo oculto durante años

Se empiezan a conocer ciertos detalles del operador que habían pasado inadvertidos hasta la fecha para muchos americanos

A simple vista, parece un edificio más entre los muchos rascacielos que se alzan en Nueva York. Sin embargo, hay algo en su estructura que no encaja, que inquieta. Muchos han pasado por delante sin entender qué es exactamente.

Otros se han preguntado por qué este coloso de hormigón no tiene ventanas. Lo cierto es que el edificio de AT&T en la Décima Avenida esconde una historia que durante años permaneció en la sombra. Ahora, por fin, se conocen algunos de sus secretos.

Situado en pleno barrio de Hell’s Kitchen, este enorme bloque de cemento ha desconcertado a vecinos y turistas desde hace décadas. Su diseño, compacto y sin ventanas, lo hace parecer más una fortaleza que un centro de telecomunicaciones. Y no es una impresión equivocada.

Logotipo de AT&T en un edificio con fondo de cielo y árboles.

Este edificio de AT&T, también conocido como el número 811 de la Décima Avenida, fue construido con un propósito muy específico. Básicamente, proteger las comunicaciones.

AT&T tenía claro cuál era el objetivo

Finalizado en 1964, en plena Guerra Fría, este edificio no fue diseñado para ser bonito, sino para ser indestructible. Se extiende a lo largo de una manzana completa, con una altura de más de 100 metros. Su aspecto cerrado y sin aberturas tiene una razón técnica.

Las instalaciones de telecomunicaciones que se encontraban en su interior requerían condiciones controladas. Sin ventanas, se reducía el riesgo de humedad, variaciones de temperatura o interferencias externas.

Pero hay más, el diseño también respondía a razones de seguridad nacional. Se cree que el edificio fue preparado para soportar incluso un ataque nuclear. En los años 60, en plena tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, AT&T necesitaba proteger su red de comunicaciones a toda costa.

Dos personas conversan en una tienda de AT&T, una de ellas lleva un uniforme azul y sostiene una tableta.

Se construyó, incluso, un pequeño refugio subterráneo como medida adicional ante una posible catástrofe. Con el paso del tiempo, los rumores crecieron. En 1985, empezaron a surgir informes que vinculaban al edificio con operaciones secretas de vigilancia.

Algunas investigaciones apuntaron a su papel dentro del programa Fairview. Supuestamente en colaboración con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Este programa habría permitido monitorizar comunicaciones electrónicas a gran escala. 

Una instalación adaptada a los tiempos

En los años 2000, el edificio dejó atrás su pasado analógico y se convirtió en un centro digital de alta capacidad. Hoy en día, aún aloja infraestructuras clave que permiten el flujo constante de datos y comunicaciones por toda la ciudad. Aunque sigue sin ventanas, su interior late con vida tecnológica.

Es evidente que el enigmático edificio de AT&T en Nueva York no es solo una rareza arquitectónica. Es un símbolo de una época de tensión global, una estructura diseñada para proteger la red de un país frente a cualquier amenaza. 

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