Angelina Torres, la mujer más anciana de España: tiene 111 años y confiesa su secreto

Angelina Torres Vallbona, que el próximo 18 de marzo cumplirá 112 años, ostenta el título de mujer más longeva de España. Su edad la posiciona como la 74ª persona más anciana del mundo, según el portal LongeviQuest. Tras la muerte de María Branyas, que vivió hasta los 117 años, asumió el relevo como la catalana y española de mayor edad.

Nacida en 1913 en Bellvís, Lérida, Angelina Torres se trasladó a Barcelona durante su infancia tras la muerte de su padre. Su madre llevó a la familia a la capital para buscar trabajo. Con apenas 15 años, Angelina Torres comenzó a trabajar como aprendiz de modista.

Y ya con los años, ejerció como corbatera en una sastrería del Portal de l’Àngel de la ciudad condal. A pesar de no haber estudiado nunca, sabe leer y escribir, y asegura que el trabajo duro siempre ha definido su vida. Ahora bien, su secreto está claro: saber disfrutar de la vida.

Angelina Torres y su vida de trabajo, amor y familia

Durante la Guerra Civil, Angelina Torres conoció al que se convirtió en su marido, Josep Martí. Juntos tuvieron una hija, que actualmente tiene 80 años. Angelina Torres quedó viuda a los 61 años, pero continuó adelante con el apoyo de su familia.

Ahora vive con su hija, su nieta y su bisnieto, disfrutando de su compañía a pesar de las limitaciones físicas. Su salud es excepcional para su edad. Nunca ha padecido enfermedades graves, ni colesterol ni hipertensión, aunque admite que la pérdida de movilidad le preocupa.

No obstante, en momentos de dificultad tiene claro cuál es su mejor refugio y salvación: recordar las pequeñas alegrías para mantener su espíritu vivo. La anciana también destaca por su filosofía de vida solidaria. El pasado octubre, recibió la visita del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien elogió su actitud altruista.

Una anciana con un espíritu muy joven

Lejos de querer estar aislada y sola, con casi 112 años, Angelina Torres no solo celebra su longevidad, sino también su impacto en los demás. “Me gusta que la gente se interese por mí”, afirma, reconociendo que esa atención le da ánimos.

En su último cumpleaños, la Cruz Roja la visitó para homenajear su vida y recordarle que las pequeñas alegrías son motivo suficiente para seguir adelante. Sin duda, un ejemplo a seguir y una suerte para su familia tenerla todavía cerca. Con esta energía, 111 años pueden parecer pocos.