Un grupo de personas realizando una oración en una mezquita, inclinadas hacia adelante en filas organizadas.
POLÍTICA

Vox abre el debate sobre la prohibición de las fiestas islámicas en lugares públicos

El caso del municipio murciano de Jumilla es diferente: la prohibición no alega razones de seguridad, sino políticas

De un tiempo a esta parte, el debate sobre la integración de la comunidad musulmana en Europa ha aterrizado en España con fuerza. Lo que en países como Francia o Bélgica lleva años de polémica, ahora empieza a trasladarse al terreno político español. Y Vox ha abierto la veda con una propuesta contundente: prohibir la celebración de fiestas islámicas en espacios públicos.

El municipio murciano de Jumilla (27.300 habitantes) ha sido el primer escenario de este movimiento. La semana pasada, su pleno municipal aprobó una moción presentada por Vox, que contó con el apoyo del PP. El objetivo de la moción era vetar de forma general y por adelantado las celebraciones de las principales festividades musulmanas - fin del Ramadán y fiesta del Cordero - en la vía pública y en dependencias municipales. Así lo explica Ignacio Cembrero, periodista de El Confidencial y gran especialista en asuntos de Marruecos.

La novedad del caso de Jumilla

“Nuestras tradiciones están bajo ataque. No vamos a permitir la imposición de costumbres ajenas a nuestra identidad”, declaró el concejal de Vox, Juan Agustín Navarro, tras la aprobación de la moción. Según Navarro, su partido defiende la libertad de culto, pero “en privado”. Cabe tener presente que, en Jumilla, cerca del 7,5% de la población es de tradición musulmana, en su mayoría de origen marroquí.

Un grupo de personas alineadas participando en una oración al aire libre, con las manos levantadas y los ojos cerrados.

Desde el PSOE, la respuesta ha sido tajante y en la línea retórica habitual. Juana Guardiola, portavoz socialista en el ayuntamiento, ha calificado la iniciativa de “xenófoba y sectaria”. “Es un ataque directo a personas que forman parte de nuestra comunidad”, lamentaba. El concejal socialista Juan Antonio González Gomáriz también expresó su indignación: “Siento vergüenza ajena de que esta moción saliera adelante”.

Aunque en muchas ciudades de España ya se han denegado permisos para celebrar estas fiestas en espacios públicos, siempre se ha hecho alegando razones de seguridad, salubridad u orden público. Sin ir más lejos, en Ripoll se alegaron razones de seguridad e higiene para prohibir el burquini en la piscina municipal. La novedad del caso de Jumilla es la formulación de una prohibición general y previa, a seis meses del próximo Ramadán. Es decir, una oposición política deliberada y con vocación ideológica.

Un debate que no es nuevo

La polémica resucita un viejo debate sobre la gestión del espacio público y la convivencia. Hace más de una década, varios ayuntamientos catalanes vetaron el uso del burka y el niqab en edificios municipales, apoyados por PP y CiU. Sin embargo, en 2013 el Tribunal Supremo anuló la prohibición impuesta en Lérida. En cambio, países como Francia, Bélgica o Austria sí contemplan prohibiciones a nivel estatal.

España cuenta con 2,54 millones de musulmanes, según los últimos datos del Observatorio Andalusí. Cataluña concentra la mayor parte, con casi 700.000, seguida de Andalucía y la Comunidad de Madrid. Murcia, donde ha surgido la polémica, alberga aproximadamente 147.000 musulmanes. Estos datos hablan por sí solos y ya indican las zonas en las que el debate del islam tendrá más fuerza.

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