
El viaje de Collboni y su equipo a la mani LGTBI de Hungría costó 4.100€ públicos
Se suman así a los 4.500 euros que costó el viaje de otros diputados del Parlament
El viaje a la manifestación LGTBI de Budapest, celebrada el pasado 28 de junio, de Jaume Collboni y su equipo costó al erario público un total de 4.100 euros. Este importe corresponde a los gastos de los dos asesores que acompañaron al alcalde en el viaje. Se trata de Mar Jiménez Carrete, Comisionada de Asuntos Europeos, y Rita Cintas Riumbau, encargada de la Comunicación de Alcaldía.
El coste de este viaje fue revelado a través de una serie de preguntas formuladas por el PP en el Ayuntamiento de Barcelona, y a las que ha tenido acceso E-Notícies. Según la respuesta municipal, Collboni no presentó gastos a cuenta del Ayuntamiento, ya que, presumiblemente, sus gastos fueron sufragados por el gobierno municipal de Budapest. Así mismo, el viaje se enmarca dentro de la participación de Collboni y otros miembros del ámbito político catalán en la manifestación en defensa de los derechos LGTBI.
Pero, en realidad, esta manifestación fue más bien contra el gobierno de Orban, que la permitió y tuteló sin mayor trascendencia. De hecho, en la respuesta municipal se señala que el objetivo del viaje era hacer "una muestra de solidaridad y fuerza colectiva delante de los últimos ataques del gobierno del primer ministro Viktor Orban contra la comunidad LGTBI+". Esta "muestra de solidaridad" se resolvió con varias reuniones con alcaldes de otras ciudades europeas y la asistencia a la marcha del Orgullo.

Los viajes los pagan los contribuyentes
Además de Collboni y su equipo, a la manifestación no faltaron otras figuras del progresismo catalán. Entre ellas, varios políticos destacados de Comuns y ERC, como pudo ser la exconsejera Verge. El caso es que todos ellos viajaron a costa del contribuyente catalán con un coste total de 4.500 euros. Aunque este gasto público es ínfimo en comparación con el presupuesto total del Ayuntamiento de Barcelona, se trata de un gasto simbólico.

Y es que, en un contexto de presión económica para muchas familias, esta clase de gastos se pueden percibir como innecesarios. Cabe destacar, por ejemplo, que según datos del IDESCAT uno de cada tres catalanes no puede irse de vacaciones. Y como es evidente a ellas nadie les paga los viajes aunque aleguen diferentes justificaciones ideológicas o políticas.
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