Imagen de una cinta policial
POLÍTICA

Verano negro en Cataluña: varios delincuentes reinciden gracias al buenismo imperante

Es la gente normal la que sufre las consecuencias de la laxitud: ancianos, trabajadores y pequeños comerciantes

Mientras la ciudadanía intenta vivir el verano con normalidad, Cataluña encadena un episodio tras otro de inseguridad urbana protagonizado por delincuentes multirreincidentes que vuelven a actuar con total impunidad. Las víctimas, muchas veces trabajadores o comerciantes, sufren las consecuencias directas de un sistema penal que parece haber tirado la toalla. Los agresores reinciden, burlan la justicia y siembran el miedo en calles, negocios y comunidades enteras.

Uno de los casos más recientes es el de un hombre que, tras disfrutar de un permiso penitenciario, no regresó a la cárcel. En vez de volver, se dedicó durante días a cometer atracos en Barcelona. Entre el 30 de julio y el 4 de agosto, robó en al menos seis establecimientos de distintos distritos. El episodio más violento tuvo lugar en una gasolinera, donde roció con lejía a una cajera para huir con el dinero de la caja. Finalmente fue detenido en Sant Andreu, poco después de haber atracado de nuevo, esta vez con una navaja:

Su rostro quedó grabado en varias cámaras de seguridad. Pese a acumular doce detenciones previas y dos órdenes pendientes, pudo moverse con libertad por toda la ciudad durante casi una semana. Para muchos comerciantes, lo que asusta no es solo el delito, sino la certeza de que estas personas volverán a pisar la calle sin mayores consecuencias.

Policías deteniendo a dos personas contra una pared.

Un fenómeno similar se repite en Lloret de Mar. Allí, un ladrón con más de cuarenta robos a sus espaldas volvió a reincidir pese a tener una orden de alejamiento del municipio. Robó en farmacias, supermercados, tiendas de ropa y más. Ya había sido detenido previamente, pero quedó en libertad con la única condición de no volver a la localidad. La incumplió al menos dos veces antes de ser arrestado de nuevo a finales de julio.

Pero es que, en Gerona, otra agresión indignó a los vecinos. Un joven siguió a una anciana hasta el portal, se ganó su confianza y, acto seguido, la tiró al suelo de un empujón para robarle el bolso. El violento episodio fue grabado por las cámaras del edificio. El agresor, multirreincidente, fue detenido por los Mossos, pero no pasó ni un día en prisión: quedó en libertad con cargos. 

Una mujer juzgada en un juzgado de Barcelona acompañada de dos Mossos d'Esquadra

Paga la ciudadanía

Estos episodios no son hechos aislados. Badalona, por ejemplo, lidia con el caso de un hombre con 50 detenciones por hurtos. El alcalde denunció públicamente que no entiende cómo la ley puede permitir que una persona con semejante historial siga actuando con total impunidad. Mientras tanto, los vecinos, comerciantes y trabajadores soportan la degradación diaria, sin ver respuestas eficaces de la administración.

El verano está siendo negro en muchas ciudades catalanas: robos, agresiones, impunidad y una sensación creciente de abandono institucional. La justicia excarcela, la policía detiene, y los ciudadanos sufren. Como era de esperar, estos ciudadanos son los más humildes y vulnerables.

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