Mano de una persona asomada entre los barrotes de una celda de prisión
POLÍTICA

Sale a la calle en Cataluña un violador sin rehabilitar: 'alto riesgo de reincidencia'

El caso ejemplifica cómo el buenismo pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos

El Periódico informa hoy de la liberación de la cárcel de Tarragona de un doble agresor sexual ‘con alto grado de reincidencia’. Jamal Anin cumplía desde 2007 una condena de 31 años y medio por violar a dos mujeres en Gavà y Castelldefels. Saldrá hoy a la calle tras haber cumplido 20 años de reclusión, el máximo permitido por la legislación penitenciaria.

El caso es que según los servicios de tratamiento penitenciario, este violador, que ahora tiene 39 años, no está rehabilitado. Esto dispara las posibilidades de que vuelva a actuar agrediendo a otras mujeres. La policía ya está en alerta y hará una vigilancia policial para evitar que ocurra.

Un policia poniendole las esposas a un detenido

Pero el caso reabre el debate sobre las consecuencias del buenismo en la seguridad de los ciudadanos, en este caso de las mujeres. En este caso, el delincuente se beneficia de un reglamento garantista que fija un tope de condena sin tener en cuenta su rehabilitación ni la seguridad de los ciudadanos. Un ejemplo claro de cómo se prioriza los derechos de los delincuentes a los derechos de los ciudadanos que pagan sus impuestos y cumplen con sus obligaciones, pero no tienen garantizada su seguridad.

Protocolo para proteger a las víctimas

El agresor sexual sale a la calle sin rehabilitar y con el temor de los profesionales a que vuelva a reincidir. El sinsentido es tal, que desde 2009 existe un protocolo de la Generalitat para este tipo de casos. Los presos por delitos violentos que salen a la calle con un elevado riesgo de reincidencia, son monitoreados por los Mossos a petición de la fiscalía.

Las autoridades también contactan con las víctimas para informarles de que su agresor ha salido en libertad, con el impacto que esto puede suponer para ellas. Así mismo, se disponen medidas complementarias de protección a las víctimas por parte de la secretaría de reinserción.

Pero estas medidas tienen un efecto límitado, ya que el seguimiento al delincuente es no invasivo y además se encuentra en libertad. La pregunta es por qué no se prioriza la seguridad de las mujeres, y en estos casos se prolonga la privación de libertad hasta que el agresor esté rehabilitado. En la sociedad hay un clamor para penas más duras contra los delincuentes sexuales, pero las autoridades van por otro lado.

En la calle pese a la gravedad de las agresiones 

Jamal Anin tenía veinte años cuando violó a una turista holandesa a punta de navaja en el paseo marítimo de Gavà. La agresión fue tan brutal que le arrancó el dispositivo anticonceptivo que llevaba. El tribunal puso de relieve la voluntad vejatoria y de “perversidad” del agresor, y por eso le impuso una pena más alta.

Solo un mes abordó a punta de navaja a dos mujeres en Castelldefels, y obligó a una de ellas a permanecer inmóvil mientras violaba a la otra. La víctima sufrió secuelas psicológicas que le obligaron a ponerse en tratamiento. 

Pese a la dureza de las agresiones, Jamal Anin, ahora con 39 años, saldrá a la calle con un alto riesgo de reincidencia. 

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