
Rosalía, víctima de una campaña de acoso por parte de grupos pro-Palestina
Exigen a Rosalía una adhesión explícita al movimiento BDS: Boicot, Desinversiones y Sanciones
La cantante Rosalía se ha convertido en el nuevo objetivo de la presión activista pro-Palestina. Colectivos como Prou Complicitat amb Israel y la Comunitat Palestina de Catalunya han lanzado una campaña pública para exigirle que se sume al boicot cultural contra Israel. Acusan a la cantante de mantener un “silencio intolerable” ante lo que califican de “genocidio” en Gaza.
El detonante de esta ofensiva fue la negativa del diseñador Miguel Adrover a colaborar con Rosalía por no haber condenado explícitamente la ofensiva militar en Gaza. Tras ese episodio, la cantante emitió un comunicado breve en el que aclaraba que su silencio no significaba estar de acuerdo con lo que “está pasando en Palestina”. Sin embargo, esta declaración ha sido considerada insuficiente por las organizaciones propalestinas, que la instan a “tomar partido” y adherirse públicamente al movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).
La presión sobre artistas: una estrategia de movilización cultural
La campaña contra Rosalía no es un caso aislado, sino parte de una táctica más amplia que busca convertir a los artistas y eventos culturales en plataformas de denuncia contra Israel. El movimiento BDS ha centrado sus esfuerzos en personalidades y eventos con gran alcance mediático. Así ocurrió recientemente con el festival Arenal Sound, donde colectivos pro-Palestina reclamaron a la organización la ruptura de vínculos con fondos de inversión vinculados a Israel.

En la carta dirigida a Rosalía, las entidades recuerdan que la cantante ha demostrado su compromiso en otras ocasiones. Ponen como ejemplo la colaboración con World Central Kitchen en el País Valencià tras las inundaciones de 2023. En este sentido, subrayan que la misma organización ha tenido que abandonar sus labores en Gaza tras el asesinato de varios de sus trabajadores por ataques del ejército israelí. “Estaban haciendo exactamente lo mismo que tú hacías en Valencia: repartir comida”, le reprochan.
De este modo, le reclaman un posicionamiento público a favor de un embargo militar integral a Israel, la ruptura de relaciones con el Estado israelí y la adhesión explícita al movimiento BDS. Poco menos como si Rosalía fuera un Estado o un organismo internacional. “Las causas justas requieren coraje”, concluyen los impulsores del boicot, sin perjuicio de que sea un coraje impuesto.
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