Justin Trudeau, primer ministro de Canadá respondiendo preguntas en una conferencia en Southern Alberta
POLÍTICA

¿Por qué la dimisión de Justin Trudeau pone en alerta a la izquierda a nivel mundial?

El ya ex Primer Ministro de Canadá era el claro ejemplo de la deriva woke de la izquierda en Occidente

Justin Trudeau ha dimitido. Quizás, en circunstancias normales, la dimisión del Primer Ministro de Canadá no sería más que otra de las muchas noticias sobre política internacional. Sin embargo, la caída de Trudeau significa algo más. Es, sin duda, un serio aviso para toda la izquierda en Occidente.

Y representa, también, el declive de todo este movimiento. El de una izquierda que, en los últimos lustros, ha decidido abrazar unas políticas woke que, básicamente, han servido para abandonar a la clase trabajadora y hundir economías en nombre del globalismo, el ecologismo y las políticas identitarias.

Justin Trudeau, primer ministro de Canadá en un evento con el Presidente de Slovakia en su visita a Canadá

Justin Trudeau es, probablemente, el dirigente woke por excelencia a nivel mundial. Cuando llegó al poder, hace casi una década (2015), hizo bandera del proinmigracionismo para hacer frente a los discursos de Donald Trump. También quiso abanderar las políticas ligadas a la ideología de género. Su acción de gobierno permitió a hombres biológicos ocupar puestos de mujeres en cárceles y deportes. Y persiguió a médicos que ofrecían terapias a pacientes con disforia de género.

Trudeau también representa la mano dura contra las libertades. Por ejemplo, en 2022 activó una ley para cerrar cuentas bancarias a todo aquel que se manifestara sin permiso. Por no hablar del sometimiento a las políticas ecologistas en nombre de la lucha por el cambio climático. Vamos, que Justin Trudeau es la viva imagen del globalismo de izquierdas que abrazó todo lo woke que pudo y más.

La cuestión es que la caída de Trudeau no es la primera de este tipo de mandatario. Sanna Marin en Finlandia o António Costa en Portugal fueron casos parecidos. Y, lo peor de todo para esta izquierda woke es que todo apunta a que no será el último.

Scholz, Sánchez y Starmer... las barbas a remojar

Olaf Scholz parece tener los días contados como Canciller de Alemania. La economía alemana se ha hundido, en gran parte, por culpa de las exigencias "verdes" de la Unión Europea. En nombre de la lucha por el cambio climático, su gobierno ha destrozado la industria automovilística del país. Con las consecuencias que conlleva eso para todo el continente.

Un hombre calvo con traje oscuro y corbata roja hablando frente a un fondo azul con texto borroso.

Más allá de anteponer la agenda verde a la economía, Scholz también es un proinmigracionista. Y eso que en los últimos meses que tenido que modificar su discurso ante la pérdida constante de apoyos. El caso es que convertir a Alemania en una víctima más de la Agenda 2030 ha acabado provocando que se rompiera su gobierno y tuviera que convocar elecciones anticipadas para el próximo 23 de febrero. En estos comicios, todas las encuestas auguran un triunfo de la derecha tradicional (CDU). Y todo apunta a que la llamada "nueva derecha" que representa Alternativa para Alemania (AfD) quedará segunda.

Pedro Sánchez en España es otro ejemplo de mandatario más pendiente de la Agenda 2030, de la ideología de género o de promover la inmigración que de otra cosa. Prueba de ello es que los índices de riesgo de pobreza no paran de aumentar. Eso sí, previsiblemente, su caída no será tan rápida como la de su colega alemán Olaf Scholz. 

Todas las encuestas auguran que Sánchez no volvería a gobernar si se sometiera otra vez al escrutinio de la población en unas elecciones. Y su partido, el PSOE, se encuentra de lleno en un caso de presunta corrupción. Sin embargo, la caída de sus socios de investidura le permite poder aferrarse al poder porque no tienen más remedio que apoyarle si no quieren morir en la irrelevancia. La caída del líder socialista parece inevitable, aunque también es cierto que no parece que sea cercana.

Por última está Keir Starmer, Primer Ministro del Reino Unido. Lleva menos de un año en el cargo tras arrasar en las elecciones. Eso sí, veremos hasta dónde llega el escándalo sobre el encubrimiento de decenas de miles de violaciones de pakistaníes a niñas blancas británicas. Él era fiscal general cuando se frenaron investigaciones para no perjudicar la imagen de supuesto éxito de la multiculturalidad. Con la excusa de querer evitar un auge de posiciones xenófobas, se desprotegieron a las víctimas a la vez que protegía a los verdugos. De momento él sigue firme en sus posicionamientos, pero la presión sobre él es cada vez mayor.

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