
Los políticos y una posible huelga encubierta generan un nuevo caos en Rodalies
Las clases medias y trabajadoras han vuelto a pagar las consecuencias del desastre político en Cataluña
Nuevo lío en el servicio de Rodalies en Cataluña. Tras desconvocarse ayer in extremis la huelga de Renfe y Adif, este lunes ha empezado con incidencias en casi todas la líneas de la red ferroviaria catalana. Rodalies ha informado de retrasos y trenes suspendidos, y lo ha atribuido a la huelga pese a que fue desconvocada.

Los usuarios han estallado ante esta nueva jornada de caos ferroviario, y denuncian una “huelga encubierta”. Renfe argumenta que no han podido comunicar a tiempo los cambios de horario a los maquinistas, pero prometió que se normalizaría en cuestión de horas.
El otro foco de las críticas está en los políticos, y especialmente en ERC que pactó con el PSOE el traspaso íntegro de Rodalies. Ante la presión de los sindicatos con la huelga, ERC ha aceptado una solución intermedia que pasa por una gestión mixta del servicio. Según este acuerdo, el Estado seguirá ostentando la mayoría de la gestión (50,1%), por un 49,9% de la Generalitat.
Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los catalanes, hartos de las promesas vacías de ERC y los partidos procesistas. Quienes sufren las consecuencias son una vez más las clases medias y trabajadores que cogen cada día el tren para llegar a su trabajo o a su casa. Es el reflejo del fracaso de la clase política catalana, que cada día vive más alejada de los problemas reales de la gente.
Cansados de que les tomen el pelo
ERC pactó con el PSOE el traspaso del servicio de Rodalies, lo cual provocó malestar entre los trabajadores de Renfe y Adif. Temerosos de perder condiciones laborales e incluso su trabajo, anunciaron una huelga que amenazaba el ya de por sí desastrosos funcionamiento de la red. En unas negociaciones in extremis, ERC aceptó que la nueva empresa de Rodalies esté adscrita a Renfe por un plazo de dos años.
Es decir, que el servicio seguirá siendo gestionado por el Estado durante los próximos dos años. Lo cual ha provocado una avalancha de críticas de catalanes indignados que llaman “traidores” y “mentirosos” al partido de Oriol Junqueras. Todos transmiten una misma idea, y es que están cansados de que les tomen el pelo.
ERC defiende en cambio que “la adscripción de la nueva compañía entre la Generalitat y el Estado en el grupo Renfe es una opción que permite la pacificación de las relaciones con los sindicatos”.
Fracaso político y posible huelga encubierta
Este nuevo caos en el servicio de Renfe es el resultado del fracaso político, por un lado, y de una posible huelga encubierta, por otra.
Responde en primer lugar a una perversa forma de hacer política que vienen practicando los partidos procesistas como ERC y Junts. Necesitan competir entre sí y demostrar que son los más útiles para Cataluña. Por eso se han acostumbrado a fraguar grandes pactos para vender titulares, sin fijarse en la letra pequeña que siempre acaba trayendo problemas.

Es lo que ha pasado ahora con Rodalies. En su competencia con Junts para arrancarles al PSOE concesiones “históricas”, Esquerra anunció el traspaso íntegro del servicio sin dejar clara la letra pequeña. La incertidumbre provocó un conflicto laboral cuyas consecuencias han acabado pagando una vez más los usuarios.
A la mayoría de los catalanes no les importa ya quién gestione el servicio, sino que puedan llegar al trabajo y a su casa sin retrasos. Igual que en cualquier otro país avanzado del mundo, pero en Cataluña hace tiempo que esto no es posible.
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