
Polémica por la nueva cárcel 'sin muros ni rejas' que se inaugurará en Cataluña
En un contexto de degradación de los servicios públicos esta clase de noticias sientan muy mal entre los contribuyentes
Cataluña inaugurará en 2026 una cárcel singular en la Zona Franca de Barcelona. El nuevo centro de régimen abierto, diseñado sin muros, rejas ni concertinas, busca facilitar la reinserción de los internos mediante un entorno más amable. Tendrá biblioteca, gimnasio, sala de televisión, comedor, espacios formativos y 200 habitaciones distribuidas en dos módulos.
La mayoría de los internos solo acudirán a dormir, ya que esta prisión está pensada para quienes se encuentran en el tramo final de su condena. Contará con controles biométricos, programas individualizados y acompañamiento psicológico y social para favorecer el paso a la vida en libertad. Su estructura, sin barreras físicas convencionales, rompe con el modelo tradicional y apuesta por lo que la administración denomina “justicia restaurativa”.
Críticas por el gasto y los privilegios frente a los servicios sociales
El modelo no ha tardado en generar una oleada de críticas en redes sociales. Muchos usuarios se preguntan por qué se destina tanto dinero a equipar una cárcel con servicios que muchos ciudadanos no pueden permitirse. “¿Se podrán alojar allí los 14.000 ancianos en lista de espera para una plaza pública?”, ironizaba un internauta. Otros señalaban: “¿Se trata de quitar las ganas de delinquir o de aumentarlas?. Porque si van solo a dormir, comen bien y tienen gimnasio, vivirán mejor que los que no están presos”.

El malestar, sin embargo, no es anecdótico. En un contexto de degradación de los servicios públicos, en especial educación y sanidad, esta clase de noticias sientan muy mal entre la ciudadanía. “¿Y vuestros hijos qué?, ¿En barracones, verdad?”, cuestionaba otro usuario.
Un sistema penitenciario con muchas sombras
La Generalitat defiende que los centros de régimen abierto tienen bajos niveles de reincidencia y destaca la labor de los equipos multidisciplinares que acompañan a los reclusos. Sin embargo, este modelo convive con otra cara mucho más oscura: la creciente inseguridad dentro de las cárceles catalanas.

Como se informaba en E-Notícies a principios de año, tan solo en los primeros ocho días de 2025 se produjeron 13 agresiones a funcionarios penitenciarios. En centros como Brians 2, Lledoners o Ponent, se sucedieron incidentes violentos que incluyeron fracturas costales y ataques a jefes de unidad. Desde los sindicatos penitenciarios se lamentaba la pasividad de la administración, que no ha implementado mejoras efectivas desde el asesinato de la trabajadora Nuria López el año pasado.
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