
Pedro Sánchez acude a la llamada de Ada Colau
Nadie sabe cómo reaccionará Israel ante la presencia de buques de guerra de un país extranjero
Ada Colau ha logrado lo que venía reclamando desde hace semanas. Es decir, la implicación directa del Gobierno en la expedición propalestina que zarpa desde Barcelona rumbo a Gaza.
La exalcaldesa envió una carta urgente al ministro de Exteriores en la que pedía “medidas concretas e inmediatas” para proteger a la Flotilla Global Sumud. Lo hacía tras denunciar un ataque con drones que habría afectado a varias embarcaciones. El mensaje iba dirigido también al presidente Pedro Sánchez, a quien pedía movilizar recursos del Estado.
No era la primera vez que Colau lanzaba esta petición. A principios de mes, desde los micrófonos de TV3, ya reclamó abiertamente que los gobiernos pusieran a su disposición “una flota de barcos en perfecto estado y comunicaciones de última generación”. En aquella ocasión, admitió que costaría “muchísimo dinero”, pero insistió en que la expedición debía financiarse con recursos públicos.

La respuesta del Gobierno
Pese a las polémicas, Sánchez ha acabado recogiendo el guante. Desde Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU, anunciaba que el Ejecutivo “exige el cumplimiento de la ley internacional y el respeto al derecho de sus ciudadanos a navegar por el Mediterráneo en condiciones de seguridad”. Y confirmó que “mañana mismo zarpará desde Cartagena un buque de acción marítima equipado con todos los medios por si fuese necesario asistir a la flotilla y realizar algún rescate”.
Con estas declaraciones, el presidente ha accedido a las demandas de Colau y los Comuns, que exigían una protección especial para la flotilla. La medida, sin embargo, no está exenta de controversia. Para muchos, refuerza el protagonismo de una iniciativa que sectores críticos califican de “aventura propagandística” con escasa viabilidad práctica.
Un movimiento con carga política
A nadie se le escapa que Sánchez quiere capitalizar el asunto de la Flotilla para desviar la atención de lo prioritario. Es decir, que su Gobierno vive una profunda degradación en todos los frentes. Desde la división dentro de la coalición hasta el bloqueo legislativo y pasando por las imputaciones de su esposa y hermano.
En este sentido - y como viene haciendo durante toda su vida política -, Sánchez es habilidoso para capitalizar las temáticas de la izquierda woke. Ahora bien, la duda es si, en este caso, el presidente se ha podido pasar de la raya. Como es sabido, Israel es un país agresivo y nadie sabe cómo podrá actuar ante la presencia de buques de guerra extranjeros.
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