
El negocio de la inmigración ilegal: hasta 14.000 euros por llegar a España
Los más beneficiados del drama humanitario de la inmigración son los traficantes de seres humanos
La presión migratoria en el Mediterráneo occidental se ha intensificado con fuerza en los últimos meses. Solo en las Islas Baleares, en apenas tres días, desembarcaron 659 personas en 39 embarcaciones. Este incremento ha convertido a la ruta argelina en una de las más activas y ha puesto en evidencia las dificultades de España para controlar la situación.
Por el contrario, Italia ha logrado reducir en más de un 60% la entrada de migrantes gracias al denominado Plan Mattei impulsado por Giorgia Meloni. La estrategia italiana combina inversiones en países africanos con acuerdos de cooperación en sectores clave. En España, sin embargo, continúa el "efecto colador", y eso beneficia mucho a los traficantes de seres humanos.
Tarifas que revelan un negocio millonario
Tal y como explica L'Alternatiu, las mafias que operan en la ruta hacia Baleares aplican tarifas distintas según el origen de los migrantes. Los procedentes del África subsahariana pagan alrededor de 9.000 euros. En el caso de quienes llegan desde Oriente Medio o Asia Central los precios alcanzan entre los 12.000 y 14.000 euros.

Los ciudadanos argelinos, al encontrarse más cerca de la última etapa del viaje, acceden a pasajes más baratos, en torno a 6.000 euros. Cada embarcación, equipada con motores potentes y tecnología similar a la utilizada por narcotraficantes, se convierte así en un negocio altamente rentable para las organizaciones criminales. Por su parte, el patrón solo recibe 300 euros por arriesgarse en el viaje.
Los factores políticos que hay detrás
Uno de los motivos de esta presión desde Argelia está en el giro del Gobierno español en relación con el Sáhara. Al aliarnos de manera cerrada con Marruecos, Argelia ha suspendido de facto las relaciones diplomáticas con España. De este modo, lo que España ha ganado por Marruecos lo pierde ahora por Argelia.
A este escenario se suma la situación interna de Argelia. Como el resto de países de la región, la economía argelina está estancada y la represión política está a la orden del día. En consecuencia, la dificultad para obtener visados legales dispara la migración irregular. Por otra parte, las regularizaciones masivas que se hacen desde España no ayudan a detener el efecto llamada.
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