Hombre calvo de camiseta naranja con palabras impresas en negro sentado con las manos entrelazadas frente a un fondo urbano en blanco y negro
POLÍTICA

Lluís Llach vuelve a cargar contra Aliança Catalana días antes de la Diada del 11-S

Con la fragmentación partidista y la decadencia de las entidades civiles, el soberanismo vive su peor momento

A las puertas de la Diada, el presidente de la ANC, Lluís Llach, ha endurecido su discurso contra Aliança Catalana. En una entrevista para el Ara, Llach acusa a la formación de no respetar los derechos humanos y de alinearse con referentes políticos de extrema derecha europeos. Así mismo, Llach ha comparado a la formación liderada por Sílvia Orriols con Vox.

Aunque ha dejado claro que nadie tiene prohibida la asistencia a la manifestación del 11 de septiembre, insistió en que la ANC no puede avalar a partidos que promueven discursos contrarios a la "inclusividad". Sus palabras llegan en un momento de profunda desmovilización del independentismo y de debate interno sobre la conveniencia de excluir a determinadas formaciones.

Una mujer de pie hablando en un micrófono en un entorno formal con varias personas sentadas detrás de ella.

Un debate abierto dentro del independentismo

El lema de la Diada de este año, “Más motivos que nunca para luchar por la independencia”, busca reactivar un movimiento hecho jirones. Sin embargo, la polémica con AC ha generado un nuevo motivo de división entre las bases. Esto no hace más que confirmar que AC tiene la suficiente fuerza como para influir en la agenda mediática y civil del procesismo.

Desde la ANC se sostiene que la exclusión de formaciones que no respetan los derechos humanos responde a los "estatutos de la organización". Òmnium Cultural, que también respalda la convocatoria, ha defendido un discurso similar en el pasado. La reacción en redes sociales y entre los seguidores de Orriols ha sido bastante crítica.

Para muchos, la ANC y Òmnium actúan como árbitros de un espacio político que debería ser abierto a todo el espectro soberanista. También son muchos los que dicen que estas entidades civiles ya han perdido la capacidad de movilización de hace unos años. En este sentido, sus vetos o sus críticas no salen del ámbito de un procesismo en franca decadencia.

Un grupo de personas posando frente a un cartel verde que dice

Entre la desmovilización y el reproche a los partidos

Más allá de esta controversia, Llach ha aprovechado la proximidad del 11-S para cargar contra los partidos independentistas. En su opinión, la estrategia autonomista adoptada por ERC, Junts o la CUP ha debilitado al movimiento, que se encuentra en lo que define como una “depresión absoluta”. Llach ha advertido que la independencia no llegará por la acción de los partidos, sino por la fuerza que pueda recuperar la sociedad civil en las calles.

Mientras tanto, la emergencia de nuevas formaciones minoritarias como Dempeus o Alhora ponen de relieve la fragmentación del independentismo. Cataluña continúa con su legislatura de reajuste y reorganización de las piezas. 

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