Transeúntes inmigrantes en una céntrica calle de Barcelona andando de espaldas a la cámara
POLÍTICA

Los inmigrantes cuestan más dinero del que aportan al estado según un estudio europeo

Solo en torno al 20% de los inmigrantes presentan una contribución fiscal positiva a lo largo de su vida

El impacto fiscal neto es el indicador para valorar cuánto contribuye un ciudadano a generar ingresos públicos y qué parte de estos ingresos acapara. Es decir, la diferencia entre lo que aporta y lo que percibe. Esto es fundamental para afrontar el debate latente sobre el reto migratorio y la crisis del estado de bienestar en la zona euro.

Imagen de decenas de personas andando por la rambla de barcelona un día de calor

Un estudio reciente sobre el impacto económico de la inmigración en los Países Bajos alerta de algunas disfuncionalidades. 

En The Long-Term Fiscal Impact of Immigrants in The Netherlands, sus autores afirman que solo el 20% de los inmigrantes presentan una contribución fiscal positiva a lo largo de su vida. Es decir, que en el resto (80%) el gasto fiscal supera los ingresos. Esto, no obstante, tiene algunos matices.

Por ejemplo, los inmigrantes de primera generación procedentes de países desarrollados generan una contribución positiva media de 42.000 euros por persona. En cambio, los originarios de África suponen un déficit de 167.000 euros por persona de promedio. 

Realidades sobre inmigración e impacto fiscal

Las condiciones socioeconómicas también son relevantes. Los inmigrantes laborales tienen en general una aportación positiva al balance fiscal (más ingresos que cargas). En cambio, los refugiados y la reagrupación familiar suponen más una carga que un beneficio.

El impacto fiscal de los refugiados, según el informe, acarrea 400.000 euros por persona a lo largo de su vida a las arcas holandesas. Esto es así por la escasa participación laboral, a veces con salarios muy bajos (contribuciones muy bajas), en comparación con las transferencias sociales.

Otro dato interesante tiene que ver con los inmigrantes de segunda generación. Aunque estos tienen niveles educativos parecidos a los nativos, los retornos de esta educación en el mercado laboral son menores. Lo cual se traduce en una menor recaudación fiscal.

Si los inmigrantes occidentales tienen un impacto positivo de 210.000 euros, los extracomunitarios suponen un déficit de 315.000 euros. Esto es así porque estos inmigrantes, a diferencia de sus padres, ya han nacido en Países Bajos. Y por lo tanto consumen más recursos desde que nacen hasta que mueren.

Esto tiene otra derivada y es la crisis en la que se encuentra el estado del bienestar en los países europeos. En el caso de la segunda generación, los recursos que consumen antes y después son incapaces de compensar lo que aportan durante su vida laboral. Los únicos capaces de ofrecer un balance positivo son los procedentes de países desarrollados, con trabajos cualificados y sueldos más altos.

En Países Bajos, personas procedentes de Pakistán, Turquía y África Central suponen un coste de entre 200.000 y 300.000 euros por persona. Los que tienen un impacto más negativo son los originarios del oeste de África, Caribe, Sudán y Marruecos.

Impacto fiscal de la inmigración en la UE

El estudio holandés se complementa con el informe europeo sobre el impacto fiscal neto de la inmigración (2020). Según los datos de la UE, el pico positivo en las contribuciones se alcanza más rápidamente en los nativos que en la inmigración. Sobre todo la procedente de terceros países. 

De forma general, los gastos en pensiones y otras prestaciones de la vejez suponen una proporción muy alta del gasto social. En cambio, las contribuciones a la seguridad social representan la proporción más alta de las contribuciones fiscales. Más que los impuestos y las tasas sobre el consumo.

Al comparar el impacto fiscal de los nativos con los inmigrantes de terceros países, surgen tres realidades. 

  1. Los nativos contribuyen más en los impuestos sobre la renta.
  2. El gasto en pensiones también es más alto para los nativos.
  3. Las transferencias sociales son más altas para los inmigrantes nacidos fuera.

Que los nativos contribuyan con más impuestos y supongan un mayor coste en pensiones se explica porque suelen tener salarios más altos que los inmigrantes. En cuanto a las transferencias sociales, tiene que ver con características sociodemográficas como el número de hijos.

Un último dato es que apenas hay diferencia en el impacto fiscal de los nativos y el de los inmigrantes con un alto nivel educativo. Lo cual sitúa el debate no solo en la coordenada inmigración sí o inmigración no, sino también en qué tipo de inmigración importamos.

*Fuentes:

The Long-Term Fiscal Impact of Immigrants in The Netherlands (Jan van de Beek, Joop Hartog, Gerrit Kreffer y Hans Roodenburg), 2024

Projecting the Net Fiscal Impact of Immigration in the UE (Joint Research Center & European Comission), 2020

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