
La Generalitat gasta diez veces más en un 'mena' que en un alumno de Primaria o ESO
Arranca el curso con Cataluña por debajo de la media española en inversión por estudiante
Esta semana ha arrancado el curso educativo 2025-2026 en Cataluña, con el fracaso escolar como problemas a solucionar más urgente. En E-Notícies venimos señalando el modelo pedagógico catalán como raíz del fracaso escolar, pero también hay otras causas. Como el déficit de inversión de la Generalitat en los alumnos, que contrasta con el gasto en la atención a los menores extranjeros no acompañados.

Según datos ofrecidos por la Fundació Bofill, Cataluña dedica 5.465 euros a estudiantes de Primaria y Secundaria, mientras que la media española está en 5.882. El gasto por alumno en Cataluña sigue en los mismos niveles que en 2009, a pesar del aumento de la inflación.
Esto afecta sobre todo a la atención de alumnos con necesidades especiales y en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Las cifras indican una desatención de las instituciones hacia los alumnos que lo necesitan, lo cual rompe el principio de igualdad de oportunidades. Esta es una de las causas que explican los preocupantes niveles de fracaso escolar de los alumnos catalanes.
4.000 euros al mes por cada 'mena'
Las cifras resultan aún más indignantes cuando se comparan con lo que la Generalitat gasta en el mantenimiento de los menores extranjeros no acompañados. El año pasado se destinaron 115,5 millones de euros a la atención de los 4.802 'menas' que acoge Cataluña. Si hacemos números nos sale una media de 135 euros para menor al día, y 4.000 mensuales.
Dicho de otra forma, la Generalitat gasta 50.000 euros al año para atender a un menor extranjero no acompañado mientras invierte 5.000 al mes por cada alumno. La Generalitat invierte diez veces más en un 'mena' que en un alumno de Primaria o de la ESO.
La falta de inversión en los alumnos deriva en un déficit de la atención que luego tiene impacto en los resultados académicos. La necesidad de más inversión contrasta con el gasto del gobierno catalán en un modelo migratorio que se ha demostrado fallido. El problema educativo en Cataluña va más allá de la inversión, pero no impide la pregunta de por qué hay dinero para una cosa y no para la otra.
Un sistema que hace aguas
De hecho, el contraste entre lo que gastamos en 'menas' y lo que invertimos en alumnos es extensible a otros ámbitos como la dependencia. La Generalitat destina a las plazas de residencia para ancianos o dependientes la mitad de lo que cuesta mantener a un 'mena'.
Esta comparación revela la existencia de un sistema de bienestar social que hace aguas, y no siempre debido a la falta de recursos sino a su injusta distribución. El reciente escándalo de la DGAIA dejó al descubierto además el descontrol en la adjudicación de ayudas y subvenciones de los menores tutelados. Lo cual contrasta también con la falta de ayudas a los jóvenes que estudian o trabajan.
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