
Francia dispara las devoluciones en caliente de inmigrantes en el norte de Cataluña
Macron necesita competir con Le Pen y eso significa endurecer el control de fronteras: España como embudo migratorio
La frontera entre España y Francia en Portbou se ha convertido en un punto crítico de tensión migratoria dentro de la Unión Europea. Como explica Joan Guirado, colaborador de esta casa, para ABC, las autoridades francesas han intensificado las devoluciones en caliente de inmigrantes irregulares.
La escena se repite a diario. Agentes de la policía francesa interceptan a los sin papeles en los trenes que llegan a Cerbère desde Barcelona. Acto seguido, los abandonan en la gasolinera junto a la antigua frontera, en pleno municipio de Portbou. De este modo, devuelven a los inmigrantes a suelo español sin ningún trámite de por medio.

La situación refleja un conflicto latente en la política migratoria europea. España actúa como puerta de entrada de buena parte de la inmigración ilegal procedente de África, pero muchos de estos migrantes tienen otros destinos. Esta realidad genera fricciones internas en la UE, sobre todo cuando países receptores como Francia optan por una política de control férreo.
En el caso francés, sin embargo, este endurecimiento de los controles en la frontera franco-española no es casualidad o una manifestación de un conflicto soterrado con España. Por el contrario, responde a una estrategia política de Emmanuel Macron para frenar el ascenso de Marine Le Pen. Esto tiene un efecto colateral en España, que, como decimos, se convierte en una olla a presión.

España, atrapada como embudo migratorio de la UE
Francia no está sola en esta política de cierres selectivos. Países como Italia, Alemania, Austria o Portugal han adoptado estrategias similares, dejando a España como el principal punto de entrada de la inmigración irregular. Esta falta de coordinación a nivel comunitario agrava las tensiones en zonas fronterizas como Portbou y, más en particular, sobre los ayuntamientos.
La consecuencia es una espiral de tensión. Las devoluciones en caliente alimentan la presencia de migrantes varados en la localidad, lo que a su vez incrementa los problemas de convivencia y percepción de inseguridad entre los vecinos. En el caso de Portbou, además, existe un fuerte contraste con la tradicional calma de este municipio.

Tal y como confirman varias fuentes policiales y municipales al ABC, el número de hechos delictivos ha crecido de forma sostenida en los últimos años. Aunque la mayoría de estos delitos son leves, los vecinos denuncian también “situaciones violentas” en las calles. Así, por ejemplo, el alcalde explica que durante los meses de invierno se han producido actos vandálicos como la rotura de cristales de coches o establecimientos, simplemente para poder pernoctar en su interior. El alcalde Gael Rodríguez (PSC) admite que, aunque los servicios sociales dependen de un organismo comarcal, no pueden atender a todas las demandas.
Estamos, pues, ante un problema clásico de muchos ayuntamientos catalanes. Porque si algo es evidente es que el grueso de la crisis migratoria la gestionan los consistorios y los entes institucionales más próximos al ciudadano. Esto explica que hayan sido figuras municipales - Orriols, Albiol - los que hayan despuntado dentro de la política catalana.
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