Un hombre con barba y traje oscuro habla en un micrófono con una imagen ampliada de su rostro en el fondo.
POLÍTICA

La fractura en ERC deja colgado al PSC en Barcelona

La dirección renuncia a entrar en el gobierno de Jaume Collboni por el miedo a una nueva crisis interna

Oriol Junqueras consiguió ser reelegido como presidente de ERC por los pelos y después de una guerra fratricida contra la mitad del partido. Tomó las riendas de un partido fracturado y con la peor debacle electoral de su historia reciente. Su intento de reconstruir la unidad tampoco está funcionando, y esto está obstaculizando sus movimientos estratégicos en las principales instituciones.

Dos personas de pie al aire libre con expresiones serias.

La dirección de ERC ha anunciado esta semana su decisión de no entrar en el gobierno de Jaume Collboni, en el Ayuntamiento de Barcelona. Los republicanos renuncian así al acuerdo pactado con los socialistas hace un año. 

La dirección republicana esgrime como argumento la división interna y el miedo a abrir una nueva guerra en el seno del partido. La federación barcelonesa de ERC se encuentra en una profunda crisis. En medio del proceso para elegir a la nueva dirección ha aparecido una candidatura crítica con la lista oficial.

Miedo a una nueva ruptura interna

La cúpula de ERC en Barcelona, controlada por Elisenda Alamany, mano derecha de Junqueras, defiende la entrada en el gobierno de Jaume Collboni. Sin embargo, una candidatura crítica amenaza con llevarlo a una consulta a la militancia. Se repite el mismo esquema que en el congreso nacional, cuando los críticos proponían someter a consulta el pacto de investidura de Illa.

La debilidad del junquerismo pese a ostentar el control del partido, y la fractura interna con la presión de las corrientes críticas, han hecho recular a la dirección en Barcelona. ERC había dado todos los pasos para entrar en el gobierno municipal. Pero el miedo a una nueva crisis y que los críticos cojan impulso ha echado para atrás a Junqueras.

Además, la dirección republicana esgrime como razón los costes electorales de cara a las municipales de 2027. Consideran que a estas alturas, a mitad de legislatura, ya no vale la pena entrar en el ejecutivo para desgastarse.

El PSC, víctima de la debilidad de ERC

La decisión tiene varias lecturas. Desde la perspectiva de ERC, señala la debilidad de la presidencia de Junqueras y la amenaza latente de su oposición interna. Desde la perspectiva socialista, evidencia las consecuencias de atarse a un partido extremadamente fragil y dividido como es ahora mismo ERC.

Hombre de cabello canoso y barba hablando en una conferencia de prensa con un fondo que tiene el logo del Ayuntamiento de Barcelona.

Esto condena no solo al PSC a gobernar en minoría lo que queda de legislatura. También debilita más al ejecutivo de Jaume Collboni, que además está gobernando sin presupuestos y con la amenaza de la pinza Junts-Comuns. 

Barcelona representa a la perfección la descomposición del procesismo y sus consecuencias, con el PSC en el centro. Tras una década de parálisis institucional por el Procés, ERC condena ahora también al PSC a gobernar en el alambre y sin presupuestos. Su dirección ni siquiera tiene la suficuente fuerza para imponer la entrada en el gobierno municipal. 

Consciente de su debilidad, Oriol Junqueras se ha marcado como siguiente objetivo extender su poder en las territoriales. Sabe que sin el control de estas estructuras, está condenado a seguir repitiendo lo que ha pasado en Barcelona. 

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