El éxito del 'método Bukele': la mano dura contra la delincuencia da sus frutos

La cuestión sobre cómo abordar el fenómeno de la delincuencia suele generar mucho debate. Especialmente en los últimos años, en los que la izquierda ha abrazado el wokismo y apuesta por medidas alejadas de la mano dura. Talleres y cursillos, priorizar los derechos de los delincuentes por encima de casi cualquier cosa, regímenes de semi-libertad, culpar al “sistema” del hecho que haya malhechores…

El caso de Cataluña es un claro ejemplo de ello. El último Govern de ERC apostó por unas políticas penitenciarias laxas. Sin embargo, no solamente aumentó la delincuencia. Sino que las agresiones por parte de reclusos a trabajadores de las cárceles catalanes aumentaron drásticamente en los últimos años.

El ejemplo del ‘método Bukele’

En este debate entre el buenismo y la mano dura irrumpió con fuerza Nayib Bukele, presidente de El Salvador. El mandatario salvadoreño lo tenía claro: tolerancia cero con los pandilleros y delincuentes. Cuando asumió la presidencia, el país estaba sumido en una espiral de delincuencia, siendo uno de los estados más inseguros del continente americano. En menos de 6 años, Bukele ha girado la tortilla de forma espectacular.

Destinó más presupuesto para combatir la inseguridad, dotó de más recursos a las fuerzas del orden, aumentó la vigilancia policial, mandó construir un centro penitenciario de máxima seguridad (CECOT, Centro de Confinamiento del Terrorismo) para encarcelar allí a todos los pandilleros y también aumentó considerablemente las penas de cárcel.

Todo ello provocó una oleada de críticas por parte de algunas de las principales ONGs internacionales, siempre más preocupadas por los derechos de los delincuentes que por los de las víctimas. Su política también generó tensiones con el gobierno de EEUU de Joe Biden, que llegó incluso a negarse a reunirse con él. Sin embargo, a Bukele no le tembló el pulso y siguió con su ‘método’ para frenar la delincuencia en El Salvador.

Los frutos de la política de Nayib Bukele

Ya hace tiempo que los datos sobre delincuencia en El Salvador están mejorando. Un hecho que ya empieza a tener su impacto en la economía de un país que ya no tiene que estar tan pendiente de la inseguridad, sino de poder prosperar.

El éxito de ‘método Bukele’ se ha podido medir otra vez ahora que ha finalizado el año 2024. Tal y como anunció el propio presidente salvadoreño, El Salvador cerró el año con una tasa de 1,9 homicidios por cada 100.000 habitantes. Para poner en perspectiva, el 2015 acabó con una tasa de 106 homicidios por cada 100.000 habitantes. El descenso en menos de una década es, sin duda, espectacular. Pero hay más.

Los datos de 2024 sitúan a El Salvador como el país más seguro del hemisferio occidental. Y eso que en 2018 fue el estado del mundo con la tasa más alta de homicidios. De hecho, en diciembre de este pasado año solo hubo un homicidio en todo el territorio salvadoreño, siendo así el mejor mes de la historia del país en este sentido. Como dice el propio Bukele, “si todos los meses del año hubieran sido como este último, la tasa de homicidios sería de 0.2, colocándonos en posición de competir por ser el país más seguro del mundo”.

El apoyo del pueblo a Nayib Bukele

Con esta carta de presentación, es lógico que el apoyo de la población salvadoreña a su presidente sea aplastante. Así quedó demostrado hace casi un año, en las elecciones celebradas en febrero de 2024. En esos comicios, Nayib Bukele, con su partido Nuevas Ideas, arrasó con el 84,65% de los votos (y eso que se presentaban varios candidatos más).

Así pues, a pesar del buenismo de la izquierda, la filia de las ONG con los delincuentes o los desplantes de Joe Biden, Nayib Bukele ya recoge los frutos de su exitoso método: menos inseguridad, más prosperidad y apoyo abrumador de su gente.