
El drama de la multirreincidencia en Barcelona: roban cuatro veces en una hora
La impunidad que hay en Cataluña con los multirreincidentes alcanza cotas difíciles de comprender
Barcelona vuelve a ser ejemplo de un problema que desborda a las autoridades: la multirreincidencia. Recientemente, dos delincuentes fueron detenidos en L'Hospitalet tras cometer nada menos que cuatro robos a punta de pistola en apenas una hora. El caso refleja un fenómeno que afecta a toda Cataluña y que, según los Mossos, implica a más de 3.000 personas fichadas por delitos repetidos.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 23 de agosto. Entre las cuatro y las cinco de la mañana, un hombre de 25 años y una mujer de 20 asaltaron a varias víctimas en distintas calles. Usaron un arma corta y un cuchillo para intimidar, y, después, tras robar móviles y carteras, huían en patinetes eléctricos.

El historial de uno de los arrestados agrava aún más la alarma. Tres días antes había sido detenido por disparar su pistola a la salida de un bar. Guardaba munición en casa y ya tenía antecedentes por delitos de armas y explosivos. En total, los dos suman diez antecedentes previos, y a pesar de este historial seguían en la calle.
Este caso no es aislado. En Badalona, la Policía Nacional desmanteló hace días dos locales usados como tapadera para traficar con droga. En ellos hallaron siete kilos de marihuana y hachís listos para su venta. Los dos arrestados, también con antecedentes, habían convertido los supuestos locales de ensayo musical en puntos de distribución.
La impunidad incomprensible
La cuestión de fondo es la misma: delincuentes con múltiples detenciones que vuelven a reincidir. El Departamento de Interior tiene registrados más de 3.000 multirreincidentes activos en Cataluña. Según datos oficiales, la mayoría son hombres y extranjeros, lo que todavía añade más incomprensión al problema.

Los informes policiales señalan que, en los últimos cuatro años, ha crecido un 140% el número de delincuentes con más de siete arrestos. Las consecuencias son directas: más robos, más violencia y una percepción de inseguridad creciente entre los vecinos. De esta manera, entramos en un círculo vicioso de hechos y percepciones.
Ciertamente, es difícil de entender que pueda haber personas que acumulen decenas y decenas de delitos y sigan en la calle. Por el momento, los únicos que de verdad alzan la voz son los alcaldes (de todos los colores políticos). Y es que son los ayuntamientos los que a diario se enfrentan con el drama de la multirreincidencia que tienen que soportar los vecinos.
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