
El cuatripartito de izquierdas ya no se esconde y exhibe su unidad en el Parlament
PSC, ERC, Comuns y CUP buscarán cualquier ámbito simbólico para dar la impresión de que tienen un proyecto conjunto
El Parlament ha vivido esta semana un gesto político con más calado de lo que parece. El PSC, ERC, los Comuns y la CUP aprobaron ayer una declaración conjunta que condena el “genocidio” en Gaza y que, además, muestra su apoyo explícito a la Flotilla Global Sumud. Con esta iniciativa, los cuatro partidos de izquierda evidencian lo que hasta ahora era una intuición estratégica. Es decir, la consolidación de un bloque común que busca actuar como contrapeso político en la legislatura.
El texto aprobado exige al Govern y al Ejecutivo español que tomen “todas las acciones posibles” para proteger a esta flotilla de activistas. También plantea impedir la participación de Israel en acontecimientos deportivos y culturales en Cataluña. La declaración no contó con el respaldo de Junts, que se abstuvo al considerar que el texto es “de parte” y no entiende “la complejidad de la crisis” en Oriente Próximo.
Lo relevante, sin embargo, no está tanto en la letra del documento como en la foto política que proyecta. El PSC ha encontrado en ERC, Comuns y CUP socios estructurales para dar cuerda a una legislatura insustancial. Se trata de la semilla de un auténtico cuatripartito de izquierdas, que se prepara para resistir el desgaste electoral y el auge de fuerzas como VOX y Aliança Catalana.

El PSC como refugio
La posición de la CUP es particularmente llamativa. Históricamente contrarios a cualquier pacto con el PSC, sus dirigentes han dado un giro estratégico que ya no disimulan. Xavier Pellicer, actual diputado de la formación, lo resumía estos días de forma cruda. “Pactaríamos con el diablo”, dijo en una entrevista para Nació. Detrás de esa metáfora, está el reconocimiento de que la CUP necesita de los socialistas para mantener una mínima cuota de poder.
ERC y los Comuns, por su parte, ya mostraron su dependencia del PSC al aceptar un tripartito que permitió salvar la legislatura. Con la CUP sumándose ahora a esa dinámica, la imagen es la de un bloque de izquierdas cohesionado en torno a un mismo objetivo. Ahora bien, es un objetivo muy prosaico: blindar espacios de poder.
Lo ocurrido en el Parlament será el primero de tantos gestos simbólicos para que, un día cualquiera, el cuatripartito parezca una realidad natural. Todo ello en un contexto electoral que el postprocesismo ya se encarga de vehicular vía Vox y AC. Dentro de la izquierda, sin embargo, ya hay demasiados actores.
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