El cine catalán recibe 46 millones en subvenciones mientras se disfraza de activista

Propaganda de los sindicatos de la vivienda, llamadas a la guerra de clases, alegatos a favor de Palestina, y la recurrente reivindicación del ‘volem acollir’. No faltó de nada en la gala de los Premios Gaudí de la Academia del Cine Catalán, celebrada este pasado sábado. Una de las más politizadas de los últimos años, que refleja la realidad que se vive en Cataluña.

El cine catalán, un sector en crisis, sobrevive gracias a las ayudas y subvenciones de los gobiernos e instituciones. Unas ayudas que han aumentado sensiblemente estos últimos dos años. En parte gracias a la subida en los presupuestos catalanes en 2023, pero también por el importante picotazo de los fondos europeos Next Generation.

Además, ERC negoció con el Gobierno de Pedro Sánchez una inversión mínima para la producción de películas y series en catalán, en el marco de la Ley Audiovisual.

En total, en el último año el cine catalán rondó los 46 millones de euros en subvenciones, que podrían aumentar próximamente gracias a la aportación del Gobierno central. Esto contrasta con la crisis del sector, debido a la caída de espectadores. Y sin embargo, la gala de los Premios Gaudí volvió a convertirse en un altavoz para el activismo que representa una minoría cada vez más marginal en Cataluña.

46 millones en ayudas y subvenciones

Este ha sido un año especialmente bueno para el cine catalán, gracias a producciones como ‘El 47’ y ‘Casa en llamas’. Pero el sector está en crisis. Según la propia academia, en 2023 pasó de 4 millones de espectadores a 2,2, y de 27,5 millones a 12,2 de recaudación.

El gobierno catalán, dirigido entonces por ERC, salió al rescate con un suculento aumento de las ayudas en los presupuestos pactados con el PSC. 

La Generalitat, a través del Instituto Catalán de las Empresas Culturales (ICEC), sufragó el sector con una aportación de 8,6 millones de euros anuales. A ello hay que sumar los 26,7 millones del Ministerio de Cultura. En total, 7,5 millones de euros más (un aumento de casi el 40%), pese a la caída del interés que genera.

Y aún hay más. Porque en 2024 el cine catalán se llevó 10,7 de los 31,6 millones de las subvenciones del Ministerio de Cultura a través de los fondos Next Generation de la UE. Una lluvia de millones que podría aumentar, ya que el gobierno catalán y el español pactaron un mínimo de 15 millones para producciones catalanas en la Ley Audiovisual.

En total, unos 46 millones en ayudas y subvenciones para un sector en crisis que se disfraza de activismo siempre que tiene ocasión.

La minoría subvencionada

Como ocurre en otros sectores como el de los medios de comunicación, en Cataluña el dinero público sirve para dar altavoz a la minoría. La gala de los Gaudí fue un escaparate para los mensajes que representan a una minoría en el Parlament. Y por ende a una mayoría de los catalanes. 

Mensajes como el que lanzó el actor Pep Ambròs, enfundado con una camiseta del Sindicat de Llogateres. Este sindicato está controlado por el entorno de los Comuns, cuyas recetas han disparado el precio de la vivienda allí donde han gobernado (especialmente en Barcelona). Pese a eso, siguen siendo el único actor visible del conflicto gracias a altavoces como TV3 o la gala del cine catalán.

Lo mismo ocurre con Palestina, que como era de esperar tuvo también su hueco entre las reivindicaciones. También la CUP tuvo su cuota de protagonismo, con el actor Enric Auquer llamando a parar el desalojo de la Casa Orsola en Barcelona.

O con el discurso de Edu Sola (Premio al Mejor Guion Original), una mezcla de venganza de clase, reivindicación de lo charnego y llamamiento a la acogida sin límites. Un mensaje que fue compartido por la plana mayor cupaire.