El catalán en Europa: el PSOE gana tiempo con permiso de Junts

Una buena papeleta le ha trasladado el presidente Sánchez al ministro de Exteriores, José Manual Albares. En el contexto de una Unión Europea que busca su lugar en el mundo, el ministro de Exteriores tiene que gestionar la cuestión del catalán. Su principal obstáculo es poner en circulación un asunto que los socios europeos o bien no quieren promocionar o bien no les importa.

Esto quedó claro durante los últimos meses, cuando la oficialidad del catalán (y del gallego y el vasco) pasó a un segundo plano. Los países nórdicos no querían pagar los costes de traducción, y los países bálticos no querían establecer un precedente para oficializar el ruso. A partir de aquí, el asunto se desdibujó entre silencios, incumplimientos parciales y los maximalismos inoperantes de Junts.

Pero durante estos últimos días al expresidente Puigdemont le ha entrado la indignación con el PSOE y sus “incumplimientos”. Esto es llamativo si se tiene presente que fue Puigdemont el que, antes de las generales, dijo que no haría presidente a Sánchez. “Pedro Sánchez miente e incumple”, dijo el expresidente para justificar que en ningún caso votarían una investidura del PSOE.

Esta indignación de Junts se ha saldado como mucho con negociaciones agónicas y amagos de mociones de censura. La última fue proponer una “moción de confianza” a la que, evidentemente, Pedro Sánchez dijo que no se sometería. En realidad, todo esto no es más que presión mediática y política para intentar desencallar los “incumplimientos” del PSOE.

España paga

Y es en este contexto que se inscriben los actuales esfuerzos del ministro Albares para conseguir la oficialidad del catalán. Y ayer mismo, Albares anunciaba que el Consejo de la UE ha empezado a elaborar un informe jurídico sobre el asunto. Se trata de un paso previo para que los países críticos decidan si cambian o no su postura. Y en la medida en el que el PSOE vive de ganar tiempo, Albares no dio fechas y dijo que el informe estará listo “tan pronto como sea posible”.

De paso, Albares también ha hecho un poco de ruido comunitario para dar la impresión de actividad y movimiento. De esta manera, también anunciaba que está trabajando con Polonia (próxima presidencia de turno de la UE) para relanzar las negociaciones. Esto vino poco después de que las autoridades polacas dijeran que el debate no estaba en su agenda porque no habían recibido la propuesta oficial.

En última instancia, el gobierno español se ha encomendado al bolsillo y a un informe jurídico para convencer a los socios europeos. España se ofrece a pagar íntegros los 132 millones de euros que suponen los servicios de traducción, y también a elaborar un informe para blindar el caso español y que no tenga un efecto llamada en otros países. Es decir, que todo depende de si los socios tolerarán dejar paso a un asunto interno de España.

Y la legislatura continúa

Más allá que los pormenores de esta situación, lo que sorprende es su espíritu. Y es que, implícitamente, Junts revela que el PSOE les había engañado hasta la fecha con este asunto. Porque todo lo que ahora está haciendo el ministro Albares responde a que Junts ha redoblado su presión sobre el Gobierno.

Y del mismo modo, las maniobras de España en la UE están llenas de interrogantes. No se sabe, por ejemplo, cómo se garantizará que sea España la que seguirá pagando los 132 millones aunque cambie el Gobierno. Y es de esperar que los socios europeos acepten esta concesión si y solo si su blindaje económico es máximo. Además, se tiene que aprobar por unanimidad, o lo que es lo mismo, que basta que un país vote en contra para que no salga.

Mientras tanto, la legislatura sigue andando, el Gobierno salva todas las votaciones importantes y Puigdemont no tiene la amnistía. Al fin y al cabo, todo depende de si Junts se atreve a impulsar una moción de censura táctica para repetir elecciones generales. Si no, su margen de maniobra sigue siendo escaso.