
Carles Puigdemont hace ahora guiños a la CUP
Tras flirtear con la derecha radical se lanza ahora a por la extrema izquierda
La elección de Carles Puigdemont como presidente de Junts en el congreso de Calella, en octubre, abrió una nueva etapa en el partido. El expresident quiere convertir Junts en un movimiento que sirva de paraguas para todas las sensibilidades del independentismo. Primero quiso abarcar el espacio de Aliança Catalana, y ahora hace guiños a la CUP.

Con la intención de taponar la fuga de votos hacia el partido de Sílvia Orriols, Puigdemont ordenó un volantazo a la derecha de su partido. Junts empuñó la bandera del control migratorio y la mano dura contra la inseguridad. Pero esto le ha granjeado nuevos enemigos en la izquierda independentista, donde la acusan de racista y ultraderechista.
Una vez cubierto el flanco conservador, se ha lanzado a por la reconquista del espacio izquierdista. La semana pasada recibió en la Casa de la República en Waterloo al alcalde de la CUP en Girona, Lluc Salellas. En la reunión hablaron sobre Girona, pero también discutieron estrategias para remontar el vuelo independentista.
Por cierto, que Carles Puigdemont fue el primer alcalde que en 2012 propuso cerrar los contenedores con candados. Y Lluc Salelles ha sido el primero que los ha cerrado, con el nuevo servicio de recogida inteligente. Algo que las redes no han pasado por alto, con toda clase de chanzas.
Carles Puigdemont se lanza en brazos de la CUP
Más allá de la anécdota, la imagen de Puigdemont junto a Salellas fue un guiño del expresident hacia la izquierda independentista tras su aventura ultraderechista. Este mismo fin de semana, el expresident ha tenido un segundo gesto de cariño nada desdeñable. Ha reivindicado a Junts como "una alternativa en positivo, fieles al hilo rojo del catalanismo".
La expresión no es nada inocente, ya que conecta al independentismo con la tradición más izquierdista y obrerista de Cataluña. Es muy utilizada por todo el espacio de la CUP, pero también por sectores sindicalistas y ultraizquierdistas afines al procesismo.
Al utilizar estas palabras, Carles Puigdemont está llamando claramente al espacio más a la izquierda del independentismo a unirse a su proyecto. "Un proyecto que no excluye a nadie", ha dicho, "que combate el odio y la catalanofobia y construye un país para todos". Es también una forma de defenderse ante quienes le acusan de abrazar la extrema derecha.
Los comentarios a su vídeo demuestran que pese a sus esfuerzos lo tendrá muy difícil para convencer al independentismo. Le acusan de oportunismo por votar con PP y Vox en Madrid mientras flirtea con la CUP en Cataluña.
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