Dos personas, una mujer con bufanda y un hombre con gafas y traje, sobre un fondo azul con un logotipo blanco.
POLÍTICA

Aliança Catalana, el dilema que Junts ya no puede esquivar

El partido de Carles Puigdemont se divide entre seguir en el bloque procesista o salir de su zona de confort

Artur Mas ha abierto (¿sin querer?) la caja de los truenos. El expresident defendió en una entrevista la legitimidad de relacionarse con Aliança Catalana como un actor normal de la política catalana. Con estas palabras no solo ha roto un tabú dentro de Junts, sino que ha abierto por primera vez la puerta a un entendimiento entre ambos espacios.

Las declaraciones de Artur Mas han coincidido con un artículo de Pilar Rahola contra la demonización de Aliança Catalana. Lo cual ha dado lugar a una teoría que no resulta descabellada del todo: los postconvergentes podrían estar allanando el terreno para futuros pactos con el partido de Sílvia Orriols.

Primer plano de Artur Mas sentado haciendo un gesto con la boca. De fondo, varias personas sentadas

Es evidente que el auge de Aliança Catalana cogió a contrapié a Junts, que en pleno declive optó por el amotinamiento. La competencia por un mismo espacio, el del nacionalismo conservador, convirtió a Orriols en el principal obstáculo de Puigdemont para relanzar su proyecto. Hasta el punto de preferir aliarse antes con partidos antagónicos (PSC, ERC, Comuns, CUP) que acercarse a AC.

Al principio esta posición resultaba relativamente cómoda, por la estigmatización que sufría el partido de Sílvia Orriols. Era más fácil sumarse a los “pactos antifascistas” que correr el riesgo de identificarse con la “extrema derecha”. Pero las cosas han cambiado a gran velocidad en muy poco tiempo, y ahora el escenario es muy distinto.

La cúpula de Junts empieza a pensárselo

En primer lugar, Carles Puigdemont confiaba en poder abrir un gran espacio nacionalista para volver a ser un partido hegemónico. Pero esto no solo se ha revelado como algo imposible. Sino que ha evidenciado la difícil posición de Junts, entre la espada (el bloque procesista desde el PSC a la CUP) y la pared (Aliança Catalana).

En segundo lugar, se ha producido un proceso de normalización de Aliança Catalana y su discurso. Los de Orriols no solo han dejado de ser incómodos, sino que ahora cotizan al alza en contraste con un procesismo que sigue cuesta abajo. La demostración de esto es el fracaso de los cordones sanitarios, que no han hecho más que multiplicar los orriolistas.

En tercer lugar, permanecer en el bloque procesista impide a Junts diferenciarse de ERC y a Puigdemont de Junqueras. Lo cual a su vez refuerza a Sílvia Orriols como nueva líder del independentismo radical. Apoyarse en Aliança Catalana le permitiría a Puigdemont relanzar su liderazgo y quien sabe si a la larga acabar absorbiendo a Orriols.

División interna

Lo que se evidencia ahora mismo en Junts es una clara división entre el sector woke de Junts y el sector conservador. Gente como Agustí Colomines y Aurora Madaula lideran la ofensiva contra la “extrema derecha”, apoyados hasta ahora por el secretario general Jordi Turull. Pero Puigdemont guarda silencio y resulta cuanto menos llamativo que gente muy próxima a él salga ahora a plantear el acercamiento a Aliança Catalana. 

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, interviene durante una rueda de prensa en la sede del partido, a 29 de mayo de 2023, en Barcelona

Hay que recordar que Artur Mas se ha convertido en un aliado estratégico de Puigdemont en su giro estratégico a la derecha. También Pilar Rahola es alguien muy cercana al entorno de Puigdemont. Y es evidente que si Carles Puigdemont está allanando el camino para un acercamiento a Aliança Catalana, el sector progre acabará sucumbiendo.

Futuro prometedor

Lo que también es evidente es que el acercamiento no se producirá de forma inminente. Sobre todo porque ahora mismo tienen encima de la mesa la patata caliente de Ripoll, donde seguramente acabarán entregando el gobierno al PSC. Pero pese a eso y a la gesticulación de los Colomines de turno, ya hay síntomas de un cambio de estrategia.

En Junts han aparecido voces importantes que cuestionan el éxito de los cordones sanitarios y plantean la posibilidad de empezar a votar mociones con AC. Además, en el próximo ciclo electoral Aliança Catalana podría ser un valioso aliado para recuperar ayuntamientos y diputaciones. Y quien sabe si a la larga Puigdemont podría recuperar la Generalitat de la mano de Orriols mientras el procesismo acaba de hundirse en la oposición.

➡️ Política

Más noticias: