Persona esposada siendo escoltada por un oficial de policía.
POLÍTICA

El alcalde de Junts en Igualada se suma al giro conservador y celebra la deportación de un multirreincidente

Vivienda, seguridad, municipios: Junts intenta bajar a la Tierra para frenar la competencia de Aliança Catalana

El clima político catalán continúa reconfigurándose a gran velocidad, especialmente en el ámbito municipal, donde Junts intenta frenar la erosión electoral provocada por el ascenso de Aliança Catalana. En este contexto, el alcalde de Igualada, Marc Castells, ha dado un paso más en el endurecimiento discursivo que se expande dentro del partido. Su mensaje público celebrando la expulsión de un delincuente multirreincidente es una muestra evidente del viraje que se está produciendo en el espacio posconvergente.

Castells difundió en redes un comunicado directo en el que afirmaba: “Os quiero explicar que un delincuente multirreincidente con delitos cometidos en Igualada ha sido finalmente expulsado de nuestro país. Esta actuación ha sido posible gracias a la tarea coordinada de los cuerpos de seguridad. Quien la hace la paga”.

La publicación busca transmitir firmeza y marcar distancias con discursos más moderados que Junts había defendido en etapas anteriores. El mensaje, además, encaja con la preocupación creciente de muchos alcaldes ante la pérdida de apoyo en zonas donde Aliança Catalana pisa fuerte.

Policías nacionales de España en un aeropuerto junto a un avión blanco.

Un movimiento que no aparece por casualidad

El gesto de Castells debe interpretarse como parte de una tendencia más amplia que atraviesa al partido desde las últimas elecciones europeas. Junts percibe que la presión electoral de Aliança Catalana puede traducirse en pérdidas significativas de poder municipal, especialmente en ciudades medianas como Igualada. El endurecimiento retórico es la respuesta más inmediata para intentar retener a un electorado que se desplaza hacia posiciones más contundentes.

Esta dinámica se ha hecho evidente en numerosos municipios donde los responsables locales de Junts buscan acercarse al discurso firme que ha popularizado Orriols. La estrategia de replicar iniciativas simbólicas, como las paradas informativas, no ha dado los resultados esperados y ha evidenciado que la capacidad de movilización del partido es menor de lo que era. El intento de copiar la fórmula del contacto directo ha dejado a Junts expuesto a críticas internas y externas por falta de coherencia y por actuar demasiado tarde.

El caso de Castells se suma a una secuencia de gestos que revelan un cambio de prioridades. Para muchos alcaldes, el terreno municipal es el más vulnerable y el más sensible a los discursos basados en orden público y control migratorio. En ese marco, cualquier acción que proyecte contundencia es percibida como una forma de proteger terreno ante el avance de Aliança Catalana.

Mujer de cabello oscuro y corto hablando frente a un micrófono, vestida con una chaqueta azul y una camiseta gris, con un fondo blanco y una pantalla a la derecha.

Mensajes que se encadenan y marcan tendencia

El endurecimiento discursivo no se limita al ámbito de la seguridad, sino que también se proyecta sobre debates estructurales como el acceso a la vivienda. Figuras destacadas del partido, como Jordi Puigneró, señalan abiertamente que la principal causa del encarecimiento inmobiliario es la presión demográfica derivada de la inmigración. Esta afirmación, que hace pocos meses era impensable en el discurso oficial de Junts, forma parte del mismo giro político que ahora protagoniza Castells.

El conjunto de estas intervenciones compone un cuadro claro: Junts ha asumido que Aliança Catalana marca el ritmo del debate territorial. La reacción consiste en adoptar posiciones más contundentes en ámbitos sensibles para intentar recuperar credibilidad. Las declaraciones de Castells se interpretan así como un síntoma más de un giro conservador que ya no se limita a casos aislados, sino que empieza a convertirse en patrón.

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